ELDORADO. Un empresario náutico y su familia vivieron momentos de terror y tensión extrema al ser tomados como rehenes por un grupo de encapuchados, quienes después de golpear al comerciante obligaron a uno de sus hijos a manejar hasta el negocio, de donde se alzaron con la mayor parte de los 23 mil pesos con los que escaparon.Las víctimas permanecieron cautivas durante cerca de tres horas, lapso en el que fueron maniatadas y amenazadas de muerte constantemente. El dueño de casa sufrió lesiones al ser golpeado por los maleantes, pero afortunadamente se encontraba fuera de peligro.La familia es descendiente de un grupo de pioneros de Eldorado y, por lo tanto, muy conocida en la localidad. Y no sólo por eso: la náutica es la más grande de la zona y provee de equipamiento a pescadores y deportistas acuáticos.Al cierre de esta edición, un importante grupo de efectivos policiales trabajaba en busca de pistas que permitan llegar a los delincuentes, quienes tenían acento lugareño y utilizaron al menos dos revólveres que serían calibre 22 milímetros.Tres horas de terrorFuentes de la investigación le contaron a PRIMERA EDICIÓN que la pesadilla comenzó alrededor de las 20 del último sábado en la vivienda de la familia, emplazada sobre la calle Asunción, a la altura del Kilómetro 10 de la tradicional avenida San Martín.El empresario náutico de 78 años regresaba a casa en su camioneta Toyota Hilux cuando fue abordado por cinco encapuchados, quienes de inmediato lo redujeron a golpes de puño en el rostro.Al menos dos de ellos portaban armas de fuego, con las que hicieron ingresar al comerciante a la vivienda. Allí se encontraron con la mujer del hombre y dos de sus hijos. De inmediato los encañonaron, maniataron a todos y los amenazaron de muerte, siempre bajo un pedido: querían dinero.La familia entregó entonces alrededor de 3.000 pesos en efectivo, pero los ladrones querían más. Por eso revolvieron toda la vivienda en busca de otros bienes. Allí se alzaron con varias tarjetas de crédito y débito, una notebook y una cámara fotográfica.Sin embargo, aquel botín tampoco fue suficiente para los delincuentes, que volvieron a amenazarlos de muerte. El empresario respondió entonces que ya no tenían efectivo en la escena y que, si querían más, podían encontrar algo en la náutica de su propiedad.Fue entonces que los malandras pergeñaron un plan que en pocos minutos llevaron adelante: desataron al hijo del empresario y lo obligaron a subirse a la Hilux, manejar hasta el negocio y abrirles las puertas. Dos de los forajidos lo acompañaron. Los otres tres quedaron en la casa.La camioneta partió a toda velocidad hacia la náutica emplazada sobre avenida San Martín al 1.100, cerca del cruce con calle Guimaraes, a la altura del Kilómetro 8. El comercio lleva como nombre el apellido de la familia.Allí los maleantes se tomaron su tiempo para recorrer cada uno de los espacios, hasta que finalmente dieron con lo que buscaban. Sumaron entonces 20 mil pesos en efectivo al botín que habían comenzado a acumular en la vivienda familiar.Con ese dinero y demás elementos de valor, volvieron a la camioneta y obligaron al joven a conducir hasta cerca del centro de Eldorado, a la altura del Kilómetro 9, donde lo abandonaron y se dieron a la fuga.Una vez que pudo recuperarse del estado de shock, el hijo del empresario dio aviso a la Policía. Minutos más tarde recién pudo sentir alivio: sus familiares estaban vivos y los delincuentes también habían escapado de la vivienda.Al respecto, las víctimas contaron luego que los ladrones se comunicaban entre sí por teléfono celular. De esa manera, ya con el botín en sus manos, decidieron fugarse en simultáneo.Más allá de que la familia sólo pudo establecer contacto visual con cinco de los ladrones, para los investigadores la gavilla estaría conformada por al menos uno más. Es que todo indica que, una vez consumado el golpe, los cinco fueron recogidos por ese sexto malhechor, quizás a bordo de un vehículo, con el que finalmente se perdieron en la oscuridad de la noche.La Policía entró en acción alrededor de las 23, una vez que los rehenes fueron liberados. El propio comisario mayor Raúl Enrique Rolón, titular de la Unidad Regional III de Eldorado, comandó en la escena el trabajo de los efectivos de la comisaría seccional Tercera, de Investigaciones y Criminalística.Al respecto, anoche, al cierre de esta edición, los detectives manejaban datos concretos que podrían arrojar resultados positivos en las próximas horas. Todo apunta a una banda delictiva de la zona. Es que, según contó el empresario y su familia, los delincuentes tenían acento lugareño. Todo apunta a que hicieron “inteligencia”La principal teoría indica que el grupo delictivo hizo tareas de inteligencia antes de dar el golpe en la vivienda del empresario náutico y, en ese sentido, que quizás esperaban encontrarse con un botín mayor del que finalmente pudieron llevarse.Al respecto, PRIMERA EDICIÓN pudo saber mediante sus fuentes que varios vecinos de la zona del Kilómetro 10 contaron a la Policía después del hecho que en las últimas semanas habían visto “merodear” a personas sospechosas en las inmediaciones.En ese sentido, un habitante de la zona dijo que días atrás notó a dos hombres en actitud poco común en una esquina frente a la vivienda de la familia asaltada. Otro agregó que era común notar un automóvil circulando por el lugar en horas de la noche.Sin embargo, más allá de que les llamó la atención, los vecinos no dieron aviso a la Policía sobre la presencia de esos sospechosos, cuestión que quizás hubiese ayudado a evitar el hecho.Asimismo, los detectives también dialogaron ya en la madrugada del domingo con una mujer domiciliada en la zona, quien contó que el sábado alrededor de las 20 escuchó y notó movimientos raros en la casa del empresario náutico, por lo que decidió llamar al teléfono fijo. Se llevó una sorpresa importante porque no le atendían, pero pese a ello tampoco dio aviso a las autoridades.Ante estos relatos, investigadores de la Unidad Regional III continúan con su trabajo y acumulan datos para confeccionar identikits sobre los hombres que fueron vistos días antes en el barrio.





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