POSADAS. Se abstuvieron de declarar ayer los dos imputados por el crimen de Jorge Oscar “Kuki” Barruffaldi (57), en el marco de la primera audiencia por el juicio oral y público que se les sigue. Se trata de Christian Marcelo Pacheco (41) y Damián Antonio Méndez (51), acusados del delito de “participación necesaria en el delito de robo con muerte resultante”. Sorpresivamente, el primero de ellos solicitó no presenciar esta etapa del debate, que se lleva a cabo en la sala del Tribunal Penal 2 de Posadas.Ante la negativa de prestar declaración, se leyeron por secretaría los testimonios que prestaron durante la instrucción de la causa de ambos imputados. De la misma, y tras escucharse además la elevación a juicio, se desprendió que fueron los dichos de Pacheco, considerado por los investigadores como el “hombre de confianza” de la infortunada víctima, los que impulsaron la pesquisa. En base a lo que reveló en su momento, se pudo saber que fue este acusado -conocido con el apodo de “Garrote” quien aportó los datos sobre los movimientos de “Kuki” a Méndez y que posteriormente éste se puso en contacto con los dos sujetos que se cree que terminaron asesinando al precursor del pádel en la provincia. “Ya tengo los dos tipos que pueden hacer el trabajito”, es la frase que Méndez -de acuerdo a la mencionada testimonial- le habría manifestado a Pacheco. Con respecto a los autores materiales del homicidio, se los conoce solamente por sus apodos: “Sansón” y “El rosarino”. Nada más se sabe de ellos. Por ahora. De acuerdo a Pacheco, al momento de declarar ante el magistrado que llevó la investigación, Barruffaldi “tenía dinero en su domicilio”, aunque nunca quedó demostrado si existió una determinada suma, como así también si fue sustraída por los criminales, en aquella fatídica jornada del 30 de junio de 2003. Otro dato no menor es que cuando Méndez se enteró de la muerte de la víctima, le refirió al acusado de ser su cómplice (Pacheco): “Algo salió mal. Se les fue la mano a los tipos, pero quedate tranquilo que nadie te va a culpar ni los van a encontrar porque ya se rajaron”, siempre de acuerdo a los dichos de los imputados en la instrucción y cuya lectura se produjo ayer, en el inicio del debate.Médicos y forensesEl médico policial Rogelio Canteros y el forense Juan Galuppo coincidieron en revelar que el cadáver de la víctima presentaba lesiones en las fosas nasales, en las muñecas y en los brazos, producto de haber sido maniatado. Además, destacaron que los fuertes y severos golpes en la cabeza y el rostro le generaron una disminución en la respiración y que el hecho de estar amordazado con un repasador de toalla le ocasionó el lamentable desenlace. Según la autopsia, la víctima falleció por asfixia. La víctima, en estado de indefensión Cuando declararon los bioquímicos que intervinieron en la causa, Carlos González y Ricardo Valdez, relataron que al realizar los exámenes al cadáver se detectó que presentaba un porcentaje de alcohol en sangre, por lo que el fiscal Rolando Oliva les preguntó si en ese estado la víctima puede defenderse, reaccionar ante una agresión o un empujón y los profesionales aclararon que eso no es posible. Luego llegó el turno de algunos de los policías que intervinieron recién conocido el hecho. El oficial de la comisaría Tercera (que intervino por jurisdicción), Martín Brítez, refirió que cuando desde la guardia de dicha dependencia le informaron del hallazgo de un cuerpo realizó las prácticas de rigor ante la comisión de un homicidio. El oficial Walter Plaza fue uno de los primeros en llegar a la escena: “Eran las 21.35 de ese 30 de junio, cuando al acudir al lugar fui notificado por el cuñado de la víctima, Elio Di María, que momentos antes, al no tener noticias desde hacía dos días de Barruffaldi, decidió buscar un cerrajero y proceder a abrir la puerta de acceso a la vivienda de la víctima (en la avenida Rademacher al 3.600). Al notar una gran mancha de sangre en el pasillo, llamaron a su amigo Claudio Bulos y a la policía, sin ingresar al dormitorio del dueño de casa. Al llegar, y tomando todos los recaudos, notamos con mi compañero de fuerza en ese entonces, el agente Correa, que la puerta de la citada habitación estaba entreabierta. Encontramos a Barruffaldi decúbito dorsal (boca arriba), maniatado, amordazado y con un golpe en la cabeza. Había un gran desorden en el lugar”, recordó. Otro de los efectivos que brindó su testimonio fue el actual comisario Comes, quien dio precisiones con respecto a la detención del imputado Christian Pacheco: “En ese entonces yo integraba la comisión de la Dirección de Investigaciones que hacía el trabajo de calle. Nos enteramos que el sospechoso hizo un comentario en una cancha de fútbol, dijo con respecto a la víctima que ‘siempre andaba con mucha plata, algo así le podía pasar’. Eso, sumado a que era allegado y de confianza de Barruffaldi, luego generó la orden judicial ordenando su detención”, explicó. Intimidades familiaresUno de los testigos que tuvo su declaración más extensa y a su vez más confusa fue Claudio Bulos, quien fue amigo de la víctima desde 2001 hasta el día de su muerte. El hombre reveló cuestiones íntimas de la vida familiar de Barruffaldi, que no aportaron a la causa. A los defensores de los acusados les llamó la atención un comentario de Bulos, dando cuenta de que, en un almuerzo en Paraguay, la víctima le dijo que “tenía miedo de que su mujer le hiciera algo”, pero aclaró que eso “estaba relacionado con un eventual divorcio y no con su vida”.





Discussion about this post