OBERÁ. Un fuerte reconocimiento brindó el Obispo de esta Diócesis, Monseñor Damián Bitar, al padre Guillermo Liam Hayes, sepultado ayer en el Jardín Bíblico, parque temático contiguo al hogar Santa Teresa del Niño Jesús.Con mucho dolor traducido en llanto, la familia del sacerdote, conformado por los internos de los hogares, integrantes de la Fundación Chesire y sus hermanos de sangre que llegaron de Irlanda, fueron despedidos los restos del padre de los pobres y discapacitados en Oberá.Los testimonios cargados de dolor humano ante la pérdida solo resaltaron a la persona que hizo que la ayuda a los desamparados fuera la razón de su vida.“Me siento honrado, a cuatro años de haber llegado a la Diócesis, de haber conocido, compartido y despedir a este Santo Sacerdote que entregó gran parte de su vida por nosotros, privilegiando en su pastoral a los más débiles y abandonados. Personas con discapacidad o ancianos sin acompañamiento familiar. Con mucha emoción, esperanza, dolor, pero a la vez con mucha paz, hoy tuvimos todos la certeza de que despedíamos a un Santo”.Oberá es el suelo que eligió como propio y donde decidió quedarse, por eso, a pesar de que sus familiares querían que volviera a su Irlanda natal, él decidió e hizo saber a su familia que quería quedarse en estas tierras.En oportunidad de recibir un reconocimiento, hace varios días, cuando ya estaba muy debilitado, fue representado por la persona que creció y se formó junto a él: José Jakubow, el administrador de la Fundación, hacedora de los tres hogares entre otras tareas, quien lloró a su amigo, a su padre y contó sus últimos deseos: “Hace 20 días me pidió que diga, al recibir el reconocimiento, que su familia le pidió que fuera a Irlanda a continuar su tratamiento. Diles -me dijo- que Argentina es mi hogar, hace 28 años que estoy aquí, quiero ser y soy argentino”.Murió a los siete meses de que le diagnosticaran el cáncer de esófago, tiempo en el que no dejó de preparar a su gente para que continuara su extraordinaria tarea de amor.Por eso José Jakubow agradeció a quienes los acompañaron en el largo camino recorrido. “Fueron muchas las campañas realizadas que hicieron posible unir las manos para construir estos hogares. Por eso quiero decir gracias a los medios, los profesionales médicos y a todos los que nos brindaron alguna ayuda. Despedimos a un hombre desinteresado de sí mismo, de su patria, interesado en el más humilde, en el discapacitado, para brindarles una vida digna”.La muerte del Padre Guillermo, además del gran dolor, deja una sensación de incertidumbre sobre el futuro de su obra plasmada en los tres hogares construidos en la Zona Centro, todos destinados a dar cobijo a personas abandonadas. El entorno más cercano, el que estuvo a su lado hasta los últimos días, confesó que el sacerdote confiaba en la promesa del vicegobernador, Hugo Passalacqua, con quien compartió sus proyectos y a quien recurrió en reiteradas ocasiones, de que su obra seguiría en pie. “Su pérdida es tan grande como el mundo”, expresó el Vicegobernador. “Nos dejó un mensaje enorme, con su testarudez de irlandés llevaba adelante sus ideas. Es la persona más buena que conocí. Su obsesión eran los desamparados. Cobijó a quienes no tenían a nadie, su lección de vida debemos capitalizarla. La verdad, duele mucho. Ojalá aprendamos de él. Nunca se cansó de pedir, aun enfermo, pedía por los hogares”, resumió.





Discussion about this post