POSADAS. Fueron muchas las expresiones de sindicalistas de los últimos días, a favor de dar una solución definitiva al golpe que el Impuesto a las Ganancias generó en los salarios. Sobre todo, para no tener que depender del humor presidencial para “liberar” de la aplicación en casos más complicados como ocurre semestralmente con el medio aguinaldo.Según concluyeron los investigadores Marcelo Capello, Alejandra Marconi y Gerardo García Oro, “El año 2014 se ha caracterizado por una caída del salario real, que tuvo su reflejo en la caída del consumo de bienes de consumo durables pero también no durables, situación que hacia final del año genera reclamos por parte de las entidades gremiales, sobre reapertura de paritarias, cobro de bonos especiales de fin de año o modificaciones en el impuesto a las Ganancias. Además de la aceleración inflacionaria en 2014 existe otro factor que ha agravado la situación para los asalariados de ingresos superiores a la media. Se trata del impacto que tiene ganancias sobre asalariados, dado que al no haber existido actualización de los parámetros nominales que hacen al cómputo del impuesto, han generado este año una nueva suba de la presión fiscal que dicho gravamen ejerce sobre los trabajadores alcanzados, que así se ubica en niveles récord”.Frente a la pregunta ¿Qué proporción del costo laboral que tiene un empleado para una empresa llega finalmente a los bolsillos del primero?; la respuesta es contundente: “En el caso del salario bruto formal promedio, que para 2014 se encuentra en alrededor de $10.500 mensuales, dado que dicho nivel salarial no está alcanzado por el impuesto a las Ganancias, la relación entre salario de bolsillo y costo laboral bruto se ubica en torno al 63%. Es decir, que un trabajador recibe 63 pesos netos de cada 100 pesos de costo laboral que asume el empleador. Para quien obtiene un sueldo bruto actual de $21.000, en cambio, el salario neto de bolsillo después de pagar el impuesto a las Ganancias se halla en una relación mínima con relación al costo laboral bruto, dado que de $100 de costo salarial que afronta el empleador, los trabajadores reciben $59 netos de bolsillo, si se trata de un asalariado casado con dos hijos, y $55,5 si se trata de un trabajador soltero”. “Así como el trabajador alcanzado por el impuesto a las Ganancias participa cada vez menos del costo laboral total que afronta la empresa, la contrapartida de esa brecha es el Estado, que obtiene cada vez una porción mayor del costo que representa un asalariado para un empleador. Esto es así ya que la porción del costo laboral que paga una empresa y no llega a manos del trabajador, es absorbido en el camino por el Estado, a través de la recaudación de impuestos y contribuciones”, agregó la investigación a la que accedió PRIMERA EDICIÓN. ¿Cuánto aumentó el salario real para los trabajadores formales entre 2001 y 2014? “La cuenta da un 29% acumulado en el período. Pero un trabajador soltero que gana dos veces el salario promedio formal ha visto incrementarse su salario real un 16% como consecuencia de pagar el impuesto a las Ganancias. A ello se le suma que a partir de la crisis de 2001 y hasta 2007, se llevó adelante una reducción en los aportes personales para quienes aportaban al régimen de capitalización. Luego, en 2008, el descuento jubilatorio retomó el 11%. Es decir que para un trabajador en dicho régimen previsional, el crecimiento de su salario real entre 2001 y 2014 ha sido aun menor, de sólo el 9%, después de pagar impuesto a las Ganancias”.





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