SAN VICENTE. Mañana la sociedad sanvicentina agasajará al padre Jorge Maniak, quien cumplió cincuenta años de sacerdocio. La fiesta se llevará a cabo en el patio de la iglesia histórica San Vicente de Paul de esta ciudad, ubicada en la intersección de las calles Balbín y Jorge Maniak.
El sacerdote celebró sus cincuenta años de evangelizador el 19 de julio pasado, pero en ese momento viajó a Polonia a reunirse con sus compañeros de estudios que se habían consagrado ese mismo día en su país de origen.
La fiesta será muy especial, porque la sociedad entera va a celebrar las bodas de oro del trabajo evangelizador de Maniak, quien desde hace cuarenta y ocho años que se encuentra en esta comunidad. El padre Jorge Maniak es una de las personas más reconocidas y respetadas por toda la sociedad sanvicentina, incluyendo personas de distintos cleros religiosos. Todos van a estar presentes mañana acompañando al hombre religioso que decidió quedarse en la “Capital Nacional de la Madera” y la adoptó como su hogar para toda la vida.
El primer día en San Vicente
Con apenas dos años de sacerdocio, el padre Maniak llegó a la Argentina para trabajar en la Vice Provincia. Fue trasladado a Misiones y los otros sacerdotes asignados a San Pedro, que era la sede de los Redentoristas, lo enviaron a “El Cruce” -hoy llamado San Vicente-.
Una tardecita noche de invierno se bajó del colectivo que venía de Posadas y llegó a un bar que estaba sobre la ruta y se presentó. El propietario, Don Justino Godoy lo recibió y le dijo “este no es el lugar para un religioso, lo voy a llevar con un vecino de origen polaco como usted, que lo va a entender”, cuenta el cura cuando recuerda su primer contacto con esta ciudad.
Ahí lo presentaron con Ignacio Kleñuk, un comerciante que estaba a unos quinientos metros del bar, donde se quedó y fue muy bien atendido por el hombre que recién conoció, su familia y los demás vecinos. Quizás eso fue lo que lo “enamoró” de la ciudad sanvicentina, desde donde nunca más quiso dejar de trabajar.
En sus casi cincuenta años de estadía en San Vicente fue el promotor del afincamiento de muchas de las instituciones públicas. También se dedicó por entero a la evangelización, llegó a todos los rincones del municipio y junto con la comunidad iba levantando capillas en las colonias. Primero eran de maderas y precarias, luego las construían de material, al punto que son mucho más de cincuenta las capillas que hizo y ayudó a construir.
Movilidad
El último domingo, en la homilía de la misa vespertina recordó que “no teníamos vehículos para movernos por las capillas. Para poder comprar uno vendíamos medallitas religiosas y sacaba fotos, las revelaba y las vendía. Así pude comprar un Citroën 2CV y con eso llegaba a todos los rincones de San Vicente, también de El Soberbio y Dos de Mayo, donde me llamaban para dar una mano. También íbamos a Posadas con el Citroën”. También hace unos días rememoró como en una oportunidad “salía de una picada y me agarró una lluvia muy fuerte. Llegué en una chacra y me atendieron los dueños que me dijeron que estaban esperando un cura. No se cómo hicieron, pero al rato vinieron los vecinos y en el galpón celebramos una misa. Experiencias así me pasaron muchas veces”.
Actividades previstas
Muchos de los vecinos que un día vieron llegar por primera vez al padre Jorge a sus colonias, mañana lo van a acompañar en el agasajo que la comunidad está preparando. Por la mañana se llevará a cabo una misa en su honor y se va a descubrir una placa en la parroquia San Vicente de Paul y Madre del Perpetuo Socorro. Posteriormente habrá un multitudinario almuerzo comunitario en el patio de la iglesia histórica. Por la tarde va a seguir el festejo con una kermés y la presentación de conjuntos musicales que animarán la jornada.



