PARAJE CABUREÍ (Comandante Andresito). Grande fue la sorpresa de la maestra suplente Patricia Morel cuando los alumnitos de segundo grado de la Escuela rural 436 le dijeron que ellos nunca creyeron en Papá Noel. “Sentí mucha tristeza que niños tan chicos no vivan la esperanza e ilusión de la Navidad y la llegada del Papá Noel. Nunca experimentaron recibir un juguete de regalo de parte de Papá Noel… ellos están tan alejados de todo y tienen una vida mucho más sacrificada que otros chicos”, contó ayer la docente a PRIMERA EDICIÓN. Después de esa clase, Patricia viajó a Posadas para visitar a sus padres y les pidió que la ayudaran a comprar juguetes para todos los alumnos de su grado. La iniciativa fue alentada por el director de la Escuela, Sergio González, quien pidió que incluyeran también a los alumnos de primer y segundo. “Cuando nos dimos cuenta que el objetivo excedía nuestras posibilidades empezamos a pedir ayuda a nuestros amigos y conocidos para que cada uno comprara un juguete para alguno de los 76 niñas y niños de primero, segundo y tercer grado”, contaron ayer Patricia y su papá Germán Morel, sentados a la sombra de un árbol en la casa de Germán, ubicada en la chacra 144 de Posadas. Un sueño más grandeAunque la maestra y su papá se pusieron como meta tener un juguete nuevo (“esto es muy importante porque los chicos no se pueden imaginar que Papá Noel les traiga algo usado”) para los alumnos de los tres primeros grados de esa escuela primaria, admitieron que sueñan con que esta iniciativa llegue a los corazones de muchas personas y puedan juntar los obsequios suficientes para todos los alumnos de esa humilde escuela rural donde asisten 40 pequeños en el nivel inicial y un total de 175 chicos de primero a séptimo grado, en ambos turnos. La Escuela 436 está ubicada a 340 kilómetros de Posadas y a 26 kilómetros de Andresito, “algunos chicos caminan entre 6 a 10 kilómetros para ir a clases todos los días. Yo vivo en Andresito y también recorro los 26 kilómetros que me separan de la escuela donde trabajo todos los días. Hay un colectivo que me deja frente a la escuela, pero sólo va tres veces por semana y no entra cuando llueve. Para llegar, nos ayudamos entre todos los docentes”, confió Patricia que es mamá de una pequeña “a mí no me sobra nada pero vivo para mi hija… me genera tristeza que algunos chicos tengan tanto y otros tan poco”, confió. Cartas a Papá Noel Los alumnos de la Escuela 436 no saben aún que Papá Noel llegará por esos pagos el 15 de diciembre, día que se celebrará en ese establecimiento educativo el acto de cierre del ciclo lectivo. Pero la esperanza fue sembrada por las maestras de primero, segundo y tercer grado quienes pidieron a sus alumnos que -por primera vez- escribieran sus cartas a Papá Noel. “Los chicos estaban encantados aunque algunos se pusieron muy nerviosos porque todavía no saben escribir muy bien y tienen miedo que Papá Noel no les entienda la letra”, contó emocionada Patricia. Por eso, algunos de sus alumnos le pidieron que agregara con letra clara algunas precisiones. Así, en algunas de las cartas se puede leer “a control remoto” en birome azul después de una dubitativa cursiva en lápiz con la palabra “autito”, “camión” o “camioneta”. PRIMERA EDICIÓN leyó ayer las cartas de los chicos del Paraje Cabureí y los pedidos son muy tradicionales y simples: autitos, pelotas y muñecas. Aunque algunos chicos priorizaron lo “necesario” por sobre los juguetes y pidieron zapatillas o ropa. Otros, aunque tímidos y modestos, pidieron también por sus hermanitos. Un amigo de Germán Morel ya tiene el traje rojo y la barba blanca lista para el 15 de diciembre. Sólo falta juntar los regalos necesarios para alegrar los corazones de los chicos.





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