OBERÁ (Enviado especial). La fiscal Estela Salguero de Alarcón pidió la pena de prisión perpetua para los tres implicados en forma directa en la autoría material del aberrante crimen de Silvia Andrea González: Hugo Dante “Willy” Ríos, Marciano Benítez y Fabiana Cantero.A los dos primeros los consideró penalmente responsables de los delitos de privación ilegítima de la libertad, abuso sexual con acceso carnal y homicidio agravado.En cuanto a la mujer, consideró que tuvo una participación necesaria, decisiva, sin la que no hubiera sido posible el crimen. Por eso requirió el máximo castigo previsto en el Código Penal.Para el comisario Miguel Ángel Silvera y el oficial Cristian Morel, solicitó una multa de 12.500 pesos, inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos y una condena a tres años de prisión en suspenso, por los cargos de “encubrimiento e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.En contraposición, para los policías Alejo Zayas y Jesús González solicitó que sean absueltos de culpa y cargo.Para Salguero de Alarcón, Benítez mantuvo cautiva a la víctima en su casa y allí mismo escondió el cadáver. La empleada Mónica Ferreyra relató que, un día antes de que encontraran a Silvia Andrea, en la casa donde vivía Marciano había un olor a podrido que provenía de su habitación.Para la fiscal, era el cuerpo putrefacto de la adolescente.Además, señaló que este hombre fue el que se deshizo del cadáver en el Renault 12 de Luciano Pérez, el anciano al que cuidaba y en cuya casa vivía. Para el Ministerio Público, a Silvia Andrea la mataron en la vivienda y luego la arrojaron en un descampado.En cuanto a “Willy” Ríos, indicó, basándose en dichos de los testigos, que decidió matarla porque “no le daba bola”.Criticó a los testigos de la defensa del hijo del intendente: “No son objetivos”, indicó.También hizo alusión a los pedidos de ayuda que hicieron los familiares de Ríos en la escuela, como a la docente Mirta Núñez, quien relató los pormenores de una conversación con la hermana del acusado.“Te quiero pedir un favor, que digas que mi hermano estuvo en la escuela”, consignó la maestra que le habría dicho la joven. En cuanto a Cantero, Salguero de Alarcón le dio un rol protagónico en el inicio de toda esta macabra historia: la señaló, en base al testimonio de Juan Carlos Delgado, como la persona que subió a Silvia Andrea al auto que manejaba Marciano Benítez antes de que emprendiera el viaje a su muerte. La actuación de los policíasDurante su alegato, la fiscal Estela Salguero de Alarcón dejó una frase que contextualizó lo que para ella significó el accionar de la Policía de Campo Viera, durante y después del homicidio: “Silvia Andrea estaba en el centro de la ciudad, a cinco cuadras de la comisaría y bien custodiada, pero por la misma Policía”, indicó.Incluso hizo referencia al presentimiento del padre de la adolescente, Julio César González, quien desde un principio desconfió del accionar del comisario, por entonces jefe de la comisaría de Campo Viera, Miguel Ángel Silvera, y del oficial Cristian Morel.“El tiempo le dio la razón, uno a uno fueron cayendo”, sentenció.Quizás, de haber actuado en cumplimiento de su deber, si los policías hubieran acudido de inmediato a la casa, hoy Silvia Andrea estaría viva. Quevedo: “A Silvia Andrea la mataron porque los conocía”“Horror, horror”. Con esas palabras, el abogado Claudio Quevedo, representante de la acción civil, resumió el calvario que sufrió Silvia Andrea González. El abogado abrió ayer la ronda de alegatos y definió la muerte de la adolescente como “una tortura”. Explicó que se pudo comprobar que la joven falleció por sofocación y que es muy significativa la bolsa en la cabeza. Además, que también quedó comprobada la privación ilegítima de la libertad. Para él, la historia se inició en un pueblo “casi feudal” donde el intendente -Juan Carlos Ríos, padre del acusado Hugo Dante- tenía contacto con el poder policial representado por el comisario Miguel Silvera.Basándose en las declaraciones de Carolina Soledad Morel y Norma Ríos, Quevedo sostuvo que la Policía sólo buscaba los testimonios que podía sostener y por eso, surgió sólo la figura de Marciano Benítez. Pero adujo que éste nunca pudo realizar el secuestro, la violación y guardar el cadáver por sí solo, tuvo que recibir ayuda de otras personas. Porque Silvia Andrea era más alta y de una contextura física que casi doblaba a la de Benítez. La implicación policialUna vez más, Quevedo manifestó que a Silvia Andrea la mataron para que no declarara en contra de ellos, porque los conocía. “La víctima fue torturada y murió en una práctica de tortura”, insistió. Quevedo indicó que “no creo que Benítez tenga esos conocimientos (prácticas de torturas), pero él tenía amistad con los policías”.El rechazo Para Quevedo, “Willy” Ríos no soportó que Silvia Andrea lo haya rechazado. Luego se refirió a la fragilidad de las coartadas de la defensa del joven, con testigos contradictorios como la mujer de apellido Monjes que elogió la rigurosidad de los controles de la escuela, lo estricto que era el preceptor Saracho, pero en su declaración anterior dijo que el mes de octubre era una “joda loca” y que todo el mundo se “rateaba” de la escuela.Quevedo también analizó el vínculo de amistad entre el oficial Cristian Morel y Dante Ríos: “Cuando Morel es trasladado a 25 de Mayo, se entera de la detención de Ríos y viaja para Campo Viera. Al llegar a la comisaría, se acerca a Ríos y le dice ‘vos quedate tranquilo, no hablés que se va a solucionar todo’”.El comentario fue escuchado por un cabo, que informó del mismo al nuevo comisario de Campo Viera, el oficial Durko, quien suspendió a Morel.“Incluso, el nuevo comisario Durko no confiaba en su propia Policía, trabajaba en las oficinas de Cáritas y realizaba las notificaciones a espaldas de su propia Policía&r
dquo;, comentó.Además, por los testimonios, explicó que Silvera conocía la participación de Marciano Benítez antes de que apareciera el cuerpo de Silvia Andrea y no actuó.La teoría de la conspiraciónCristian Morel habló de conspiración, a lo que el abogado se preguntó: “¿Conspiración de quién? ¿De una empleada doméstica?”. El actor civil citó una frase de Alfredo Yabrán: “El poder da impunidad”. Según él, “los policías se creían impunes, pero se les vio la costura”.También nombró a Pablo Miquetán como “el primer policía arrepentido. En su declaración afirmó que se acercó a la comisaría una tal Teresiña y dijo que en la casa de Luciano Pérez había una chica pidiendo ayuda. Miquetán informó a su superior y nadie hizo nada, la mujer fue tomada en la comisaría por loca, siendo que la casa donde vivía Benítez quedaba a 500 metros”.También hizo alusión a una declaración de Cristian Morel al momento del hallazgo del cuerpo: “Había que salir afuera porque el olor no se aguantaba”. Entonces Quevedo se preguntó: “¿Afuera de qué, si el cuerpo estaba afuera? ¿O quizás estaba dentro de una casa?”.La querella agradeció a los acusados que los padres tuvieran la oportunidad de, por lo menos, enterrar a su hija. Y pidió un resarcimiento de 425 mil pesos, más intereses.





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