SAN FERNANDO DEL VALLE DE CATAMARCA (NA). Ricardo Javier Ocampo, más conocido como el “Maestro Amor”, fue condenado ayer a la pena de 14 años de prisión efectiva al ser encontrado culpable de seis hechos de abusos sexuales agravados.Así lo dispuso el tribunal de la Cámara Penal Nº 2, donde se llevó a cabo el juicio que lo tenía como imputado en seis hechos de abuso sexual y corrupción de menores, en contra de dos niños de su comunidad de Colonia del Valle.Numerosos fieles del “Maestro Amor” se apostaron frente a la Cámara de Crimen catamarqueña, a la espera de la definición de la situación judicial de su gurú. El miércoles pasado, en la ronda de alegatos, el fiscal Gustavo Bergesio había pedido una pena de 18 años y el abogado defensor del “Maestro Amor”, Diego Dieguez Ontiveros, la absolución de su cliente.Tras escuchar la condena en su contra, el “Maestro Amor” fue retirado por el Servicio Penitenciario provincial con una fuerte custodia.Los antecedentesOcampo llegó a juicio imputado por tres hechos de abuso sexual, dos episodios de abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa y un hecho de corrupción de menores agravada.Según la acusación, los hechos tuvieron lugar entre 2002 y 2007 en la Capital provincial y en el ámbito de la comunidad Meditazen en Capayán.La condena sobre Ocampo, de 40 años, fue por un fallo unánime aunque uno de los jueces se pronunció porque siga en libertad hasta tanto la pena quede firme por un Tribunal superior. Poco antes de escuchar el veredicto, el cual tuvo lugar pasadas las 13, el “Maestro Amor” ratificó su inocencia y aseguró: “no tengo miedo”.El abogado Ontiveros criticó que “no hay razón para detenerlo” a Ocampo: “ha estado acá durante todo el momento, estuvo presente en todas las audiencias”.“Hay cierto tipo de presiones que los jueces no han podido soslayar”, disparó el abogado, quien dijo que van a insistir en reclamar la liberación del “Maestro Amor”.Según el letrado, Ocampo recibió la condena “con mucha tranquilidad y la templanza suficiente”.Afuera, los seguidores clamaban por verlo una vez más y el acto de injusticia cometido contra quien consideran su líder espiritual. Todo lo contrario a lo que, justamente, consideran los familiares de las víctimas.





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