POSADAS. “El espíritu de la Ley Nacional de Tránsito (Nº 24.449) establece que el peatón tiene la prioridad de paso. Eso quiere decir que el automovilista sí o sí tiene que frenar”, explicó con claridad el abogado especialista en seguridad vial, Luis Di Falco.Así dice la ley.Pero lamentablemente, la realidad está muy lejos de eso. Al menos en estas tierras donde estamos expuestos a “la impunidad del sagrado motor”, tal como describe Eduardo Galeano.Es entonces que cruzar una calle se asemeja más a saltar de una isla a otra sobre un mar de tiburones. Es así de peligroso. Lógicamente a los tiburones no se los podría detener y pedirles por favor que no nos pongan en peligro ni intenten saciar su hambre con nuestro cuerpo. Pero en el caso del tránsito, la cosa es un poco más esperanzadora: los que van manejando los autos -que una vez que se bajen del auto serán peatones y enfrentarán los mismos riesgos que han creado tras el volante- son seres humanos, no tiburones. Eso significa que está la posibilidad de razonar sobre esto y de a poquito, con un cambio de actitud, lograr un cambio positivo en que los que cruzan a pie no estén tan expuestos a ser lastimados o morir bajo las ruedas de un auto. Esperar dos segundos Es como si la regla dominante fuera: los autos no deben detenerse, deben avanzar pase lo que pase. Lo paradójico es que así como en la esquina el conductor que doblaba no se dignó a frenar un segundo para dejar pasar peatones, avanzó hasta la otra bocacalle y tuvo que esperar el semáforo por unos 15 segundos.Bien hubiera podido cumplir lo que dice la ley y esperar que pasaran los que van a pie. Le sobraba tiempo para llegar tranquilo al semáforo y agarrar la “onda verde”.Y en la esquinas, ¿cómo hacemos?“Voy a pie y cruzo siempre por las esquinas, pero no existe el momento adecuado para cruzar, porque cuando les da rojo a los que van derecho por la calle, les da verde a los que doblan, entonces es muy difícil”, señaló una estudiante posadeña. Y ni hablar si el que tiene que cruzar es una persona ciega o con alguna discapacidad motriz y va en silla de ruedas, con muleta o bastón.Pero aunque no abunden, uno puede tener el milagroso placer de ver a algún conductor aprehensivo que frena en la bocacalle para dejar pasar a los peatones.Y por supuesto que detrás de él, siempre resuena alguna bocina de un desubicado, prepotente y/o ignorante de las leyes que a pesar de eso está manejando un auto y no quiere perder tiempo cediendo el paso. Tampoco falta el imprudente que estaciona sobre la senda. ¡Cambio urgente!En nombre de la ley y en pos de lograr día a día una convivencia vial que sea un poquito más segura para todos los ciudadanos, independientemente del vehículo en que viajen, animamos a todos los lectores a hacer su aporte.¿Cómo? Pisando el freno en las bocacalles. Lógicamente que no se requieren autos especiales ni un curso ni siquiera un policía en cada esquina. Sólo se necesita un poco de autocontrol, de paciencia y de empatía para detener la marcha y con un gesto de la mano invitar al peatón a cruzar la calle con toda seguridad. Sólo 6 de cada 100 autos ceden el paso en la sendaEn la Argentina, el 21% de los muertos en el tránsito son peatones. Es decir que dos de cada diez muertos por siniestros viales iba a pie (esas cifras por supuesto no contabilizan a las personas que, tras sufrir un “accidente” sobrevivieron y quedaron con discapacidad de por vida).Sin dudas eso es violencia y “¿en qué se distingue la violencia que mata por motor, de la que mata por cuchillo o bala?”, se pregunta Galeano.En marzo pasado la asociación civil “Luchemos por la Vida” dio a conocer un estudio que midió -contando uno por uno- qué cantidad de autos se detiene para ceder el paso en la senda peatonal. El estudio fue realizado en Capital Federal.De acuerdo con los resultados obtenidos, la prioridad al peatón es ignorada por la mayoría de los conductores: sólo 6 de cada 100 conductores otorgó la prioridad de paso que exige la ley.Observaron un total de 1.150 situaciones entre vehículos y peatones. 625 casos eran autos que iban en línea recta por una avenida o calle sin semáforo en la boca calle: el 98% de los conductores no otorgó la prioridad de paso. En 522 situaciones con vehículos que giraban hacia la esquina, el 89% de los conductores pasó primero e ignoró al peatón. De cada 100 automovilistas particulares, sólo 7 ceden el paso al peatón.En el caso de los conductores profesionales como taxistas y remiseros, sólo cinco de cada cien ceden el paso. El resto, pasa antes que el peatón.Aún mayor es el porcentaje de los motociclistas que no ceden el paso al peatón, ya que según el estudio es el 100% el que ignora la prioridad que tienen las personas que transitan a pie. Las personas que transitan a pie son los usuarios más vulnerables del sistema del tránsito porque no tienen carrocería protectora (su carrocería es su propio cuerpo).





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