ROMA, Italia, GINEBRA, Suiza y NUEVA YORK, Estados Unidos (Unicef.org). Alrededor de 76,5 millones de niños que viven en el mundo desarrollado se encuentran por debajo del umbral de la pobreza desde la crisis de 2008, de los que 2,5 millones pertenece a los 41 países más ricos del planeta. Así lo reveló Innocenti, el Centro de Investigaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), ubicado en Florencia (Italia), en una nueva publicación de la serie de estudios “Report Card” denominado “Los niños de la recesión, consecuencias de la crisis económica sobre el bienestar de la infancia en los países ricos”.El documento, difundido en diversas orbes, está centrado en dar cuenta de la estrecha y polifacética relación que existe entre el impacto de la crisis en las economías nacionales y el deterioro del bienestar infantil desde 2008.Para el análisis del informe, se consideraron 41 países miembros de la Unión Europea (UE) y/o de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde). La recolección de la información fue hecha sobre la base de la disponibilidad de los datos oficiales de cada país.La pobreza descendió en 18 países, en algunos de ellos notablemente, como Chile, Australia, Finlandia, Noruega, Polonia y la República Eslovaca redujeron sus niveles en un 30% aproximadamente.En 23 de los 41 países analizados, la pobreza infantil aumentó desde 2008. En Irlanda, Croacia, Letonia, Grecia e Islandia, las tasas aumentaron en más del 50%.En Grecia, los ingresos medios del hogar para familias con niños se hundió en 2012 hasta los niveles de 1998, el equivalente a una pérdida de 14 años de progresos en los ingresos. Siguiendo la misma medida, Irlanda, Luxemburgo y España perdieron una década; Islandia, nueve años; e Italia, Hungría y Portugal, ocho.La crisis afectó con especial dureza a las personas de 15 a 24 años, y el número de jóvenes que ni estudian, ni trabajan ni reciben capacitación ha aumentado alarmantemente en muchos países. En la Unión Europea, 7,5 millones de jóvenes (una cifra casi equivalente a la población de Suiza) fueron considerados dentro de esta categoría en 2013.En los Estados Unidos, donde la pobreza infantil extrema aumentó más en esta crisis que durante la recesión de 1982, las medidas de protección social dieron un apoyo importante a las familias pobres, pero fueron menos eficaces para las personas sin empleo que se encuentran en situación de pobreza extrema. La pobreza infantil aumentó en 34 de los 50 estados desde el inicio de la crisis. En 2012, 24,2 millones de niños estaban viviendo en la pobreza, un aumento neto 1,7 millones desde 2008.Aunque los primeros programas de estímulo aplicados en algunos países desarrollados fueron efectivos para proteger a los niños, la mayoría de estos países cambiaron sus políticas en 2010 y comenzaron a llevar a cabo recortes del presupuesto, con consecuencias negativas para los niños, sobre todo en la región mediterránea. “Muchos países ricos han sufrido un gran salto hacia atrás en términos de ingresos de los hogares, y el impacto en los niños tendrá secuelas prolongadas para ellos y para sus comunidades”, valoró el director de Política y Estratégica Global de Unicef, Jeffrey O’Malley.“La investigación de Unicef muestra que la solidez de las políticas de protección social fue un factor decisivo en la prevención de la pobreza. Todos los países necesitan fuertes redes de protección social para proteger a los niños en los malos tiempos y en los buenos -y los países ricos deberían dar ejemplo, comprometiéndose explícitamente a erradicar la pobreza infantil, desarrollando políticas para contrarrestar las recesiones y convirtiendo el bienestar infantil en una gran prioridad”, señaló O’Malley. Entre las conclusiones del informe, se señala que los impactos de la crisis económica no afectaron por igual a todos los grupos sociales de la población; la infancia es la que se vio más afectada, incluso más que los ancianos.Los efectos en los niños tampoco impactaron de manera uniforme; fueron los más vulnerables los que más sufrieron las consecuencias de la crisis, como los más pobres; los pertenecientes a familias migrantes, monoparentales o numerosas; o bien sus padres se quedaron desempleados.El informe advierte que muchos de los niños que se vieron afectados por la crisis sufrirán sus consecuencias de por vida.Entre los factores que más afectaron negativamente la vida de los niños durante la crisis, fueron el desempleo de los padres y la disminución en los ingresos medios familiares, lo que limitó el acceso de los niños a la comida, a la vivienda y a los servicios básicos como la salud y la educación, sumado a que se vio mermado el tiempo de atención de sus padres.El estudio también hace recomendaciones para que los Estados fortalezcan sus estrategias de protección infantil y puedan hacer frente a futuras crisis económicas, entre ellos trazar líneas de alerta en base a indicadores de pobreza y bienestar infantil, que de cruzarse o superarse, se active automáticamente una respuesta de atención pública.Asimismo, contar con un plan nacional de infancia y adolescencia que abarque todos los sectores que afectan en su desarrollo integral (salud, educación, vivienda, etc.); garantizar las condiciones sociales mínimas por medio de la implementación combinada de políticas universales y de políticas específicas para atender a los niños más desfavorecidos.Además, aumentar la inversión en políticas y programas de protección social para contribuir a reducir la pobreza, fortalecer la resistencia social de los niños ante situaciones de crisis y promover el desarrollo económico de forma eficiente y rentable (mejorar la renta básica familiar, promover la integración de los padres en los mercados económicos y asegurar la protección de los niños más vulnerables ante situaciones de exclusión económica y social).




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