Una jornada cargada de emoción se vivió ayer en el debate oral y público por la muerte de Iván Andrés Mercol (22), con los testimonios de los progenitores de la víctima. El padre apuntó directamente a Sebastián Ruiz por el hecho, mientras que la madre detalló, entre lágrimas y al borde del desmayo, cómo vivió la noticia del fallecimiento de su hijo.
“Un hijo se pierde por un accidente o por una enfermedad. A nosotros nos mataron un hijo producto de la violencia, intolerancia, psicopatía y arrogancia del señor Carlos Sebastián Ruiz”, lanzó Mauricio Mercol (59) ante el micrófono, en la sala de audiencias del Salón de Usos Múltiples del Palacio de Justicia.
El comerciante fue el último testigo de la jornada y, por tanto, el encargado de cerrar la ronda de testimoniales. Con gesto adusto y palabras directas, apuntó a uno de los imputados e incluso acusó a la defensa de retrasar el juicio para que la causa prescriba.
“Hemos luchado mucho para llegar hasta acá, sin perseguir a nadie. Sufrimos la indiferencia de la Justicia y todas las trabas que pudiera poner la defensa de Ruiz para que prescribiera el expediente, que de hecho casi lo logra. Pero este juicio es la única salida que tiene este problema”, esbozó Mercol, quien ante la consulta del juez César Jiménez sentenció: “Los que queremos y extrañamos a Iván le pedimos justicia, eso nomás”.
Después de recordar a Iván como “el más carismático de todos los hermanos” y asegurar que hay clientes que “aún hoy lo extrañan” (N. de R: el joven trabajaba en el negocio familiar) Mercol fue interrogado justamente por el defensor de Ruiz, el abogado Hugo Zapana.
Entonces, el letrado extrajo una serie de recortes periodísticos de 2006 en los que, según leyó, el hombre reconocía ante los medios que había solicitado el análisis del informe de autopsia por parte de Osvaldo Raffo, perito de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y que ese trabajo había arrojado que la causa de la muerte fue por desnucamiento y no por los golpes recibidos.
Firme, Mercol negó tales declaraciones. “Jamás le dije eso a la prensa”, argumentó y explicó que nunca tuvo el informe de Raffo. “¿Usted lo tiene?”, le preguntó tajante a Zapana.
El abogado solicitó entonces que dichos recortes sean incorporados al expediente. La fiscal Yolanda Mazal de Mass no acompañó el pedido por considerarlo fuera de término. Jiménez primero apoyó esa moción, pero luego se rectificó, una vez que Zapana prometió interponer recurso de revocatoria por no cumplirse el “principio de amplitud probatoria para el acusado”.
La tensa testimonial continuó y Zapana entonces leyó algunos recortes en los que Mercol habría apuntado -años atrás- a los “patovicas” del boliche donde todo sucedió. “Me da la impresión de que actuaron bien, puede ser que en aquel tiempo lo haya visto de otra forma, pero por lo que se vio acá, quedó claro que fueron los golpes y no una torsión o tracción”, respondió a su turno el hombre.
Lágrimas y emoción
El testimonio de Mercol devolvió la tranquilidad a la audiencia que colmó la sala. Es que antes el salón se conmovió ante las palabras de su mujer, María Cristina del Valle Peralta Sarmiento, quien rompió el silencio y relató algunos detalles de aquellos días fatídicos.
“Aquella mañana me despertó el teléfono. Ahí escuché a mi marido que desesperado decía ‘¡¿pero vos estás hablando de Iván?!’ Después cortó y me dijo lo que le había pasado. Salimos y ya sabía que era algo grave porque Nicolás, mi otro hijo, no dejaba de llamar y ni habíamos llegado a la calle”, comenzó.
María recordó con precisión aquellos minutos de dramatismo que tuvieron su punto más alto cuando ingresó junto a su marido a la terapia intensiva del sanatorio donde Iván estaba internado. “Hijo, no te mueras, yo te voy a cuidar hasta el último de los días”, recordó que le decía Mauricio al joven. Minutos después recibiría la peor de las noticias.
“En mi vida sufrí muchas pérdidas. Un marido, un hermano, mis padres en pocos meses. Pero perder un hijo no tiene nombre”, dijo María con la voz entrecortada. La sala permaneció en silencio. Muchos no contuvieron el llanto.
“No imaginan lo que es estar dos o tres días antes del juicio y que se suspenda. Era como revivir todo de vuelta”, agregó la mujer, quebrada. “Ruiz habla de que lo lograron, que es médico y tiene una hija. ¿Y mi hijo? Ellos nunca se pusieron en mi lugar”, añadió.
Peralta Sarmiento habló hasta donde pudo. Unos veinte minutos después del inicio de su testimonio, en profundo estado de shock, debió ser retirada por orden de Jiménez. Lo hizo acompañada de una de sus hijas. En la sala de testigos solicitaron la presencia de paramédicos. Fue una situación extrema.
Los últimos segundos
También entre lágrimas declaró Ernesto González (30), “primo del corazón” de Iván Mercol, a quien conocía desde los cuatro años y con quien compartió aquella madrugada en la que todo sucedió.
El empleado judicial se quebró ante el micrófono y dijo que la muerte de su amigo “es una herida que no cerró en ocho años”. Admitió que la víctima le había pedido que acompañe a su actual pareja para salir con otra chica, quien resultaría ser la exnovia de Ruiz. Y que cuando estaba afuera con ella se enteró de lo que había sucedido en el interior del local nocturno.
“Luché con los ‘patovicas’ y pude entrar. Nunca más voy a olvidar el sonido de Iván intentando respirar; tenía sangre por todo el cuerpo”, contó González con los ojos llorosos y la voz impedida. “Siempre nos preguntamos cómo íbamos a estar en veinte años, nunca pensé que iba a ser así”, cerró.
La jornada había comenzado mucho más temprano, a las 8.40, con la declaración de María del Milagro Cortina Ricci (27), quien al momento del hecho era novia de Iván Mercol. La joven lo recordó como alguien “tranquilo, muy cariñoso y para nada agresivo”.
Entre otras cosas, la estudiante aseguró que vio mucha sangre cuando observó a Iván, que estaba sentado en el piso, apoyado contra una pared del boliche. “Tenía sangre en la cabeza y las zapatillas estaban totalmente rojas”, rememoró. La joven también se quebró en más de una oportunidad.
La décima jornada se completó con la exposición del policía Mario Eduardo Sanabria (47), quien aportó poco y nada con respecto al episodio en sí. A las 10.32, Jiménez declaró cerrada la etapa de testigos y decretó un cuarto intermedio hasta el jueves, cuando se inicien los alegatos
Madrugada fatídica
Según el expediente, el episodio sucedió cerca de las 6 del domingo 19 de marzo de 2006 en el local nocturno de la avenida Corrientes al 2.300, en momentos en que el boliche cerraba sus puertas.
Al parecer, en el pasillo de salida, Mercol se cruzó con Ruiz, con quien inició una discusión que estaría vinculada a una exnovia. Fue en ese momento que Ruiz -siempre al decir del relato fiscal- lanzó tres golpes de puño a la víctima, dos de los cuales acertaron en la cabeza del joven estudiante. En ese momento también se sumó a la agresión Diego Cantallops, quien vio que forcejeaban y resolvió intervenir “para defender” a su amigo, como declaró en su momento ante la Justicia. Fue entonces que le partió una copa de vidrio en la cabeza y luego lo golpeó también con sus puños.
Mercol sufrió graves heridas y fue trasladado a distintos centros asistenciales, donde finalmente falleció alrededor de las 17 de ese día.
Los alegatos comienzan el jueves y el fallo se conocerá al otro día
Viernes 10 de octubre de 2014. Esa es la fecha indicada. Ese día se conocerá el fallo del magistrado César Jiménez, titular del Juzgado Correccional y de Menores 2 de Posadas, en relación al caso Mercol.
Así lo confirmó ayer el propio juez en el debate, al decretar cerrada la etapa de testigos y decretar un cuarto intermedio hasta el próximo jueves, cuando comiencen los alegatos.
Ese día, desde las 9 y siempre en el Salón de Usos Múltiples del Palacio de Justicia, sobre la avenida Santa Catalina al 1.700, tendrá la palabra la representante del Ministerio Público Fiscal, Yolanda Mazal de Mass. Acto seguido será el turno de la defensa de Ruiz, encabezada por el letrado Hugo Zapana, con colaboración de su colega Ariel Belda Palomar.
Los alegatos continuarán al otro día, es decir el viernes 10, presumiblemente en el mismo horario, aunque ahora con el turno de los abogados José Luis Rey y Mónica Olivera, defensores de Diego Cantallops Simonetto. En cada una de las jornadas habrá tiempo para la correspondiente réplica y dúplica, en caso de ser necesario. Al respecto, Jiménez aclaró que cada alocución no deberá superar las dos horas de extensión.
Finalmente, ese viernes 10 en horas de la mañana se conocerá el esperado fallo que podrá condenar o absolver a los imputados, mientras que una semana después, el viernes 17 de octubre, se procederá a la lectura de la sentencia con los correspondientes fundamentos.
Vale aclarar que, tal como consignó Jiménez ante la audiencia, este cronograma fue acordado luego de una reunión entre las partes, en la que de manera consensuada se estableció así para que tanto la fiscal como los defensores y el juez cuenten con espacio de tiempo suficiente para preparar cada uno su trabajo.






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