POSADAS. En el marco de una gira nacional llegará a esta ciudad la obra suceso de los últimos años en la escena teatral, basada en el último escrito de Federico García Lorca y plagada de talentosas mujeres en roles atrapantes. “La Casa de Bernarda Alba”, dirigida por José María Muscari. Se presentará el 6 de noviembre, a las 21.30, en el auditórium del Instituto Montoya. La pieza teatral logró colocar a la genial actriz fallecida Norma Pons a la altura merecida tras 50 años de carrera, pues la consagró en el plano dramático desde las interminables ovaciones hasta el Estrella de Mar de Oro en la última edición de los premios, estatuilla que logró levantar poco antes de “salir de gira” para siempre.“La Casa de Bernarda Alba” merecía seguir recorriendo escenarios, no sólo en homenaje a su protagonista sino también por la gran historia que representa, y por eso el director, José María Muscari, contactó a otra genial actriz, María Rosa Fugazot, quien tomó el lugar de Pons con la grandeza y la humildad que la caracterizan.La puesta teatral en Salta contará con las actuaciones de Andrea Bonelli, Valentina Bassi, Adriana Aizemberg, Andrea Frigerio, Mariana Prommel, Mimí Ardú, Lucrecia Blanco, Florencia Torrente y María Rosa Fugazot (como Bernarda).Una obra fuerte, que pone de manifiesto las relaciones enfermas y opresivas de una familia liderada por una déspota madre, y cómo el amor de un hombre en medio de un seno de mujeres puede ser el foco infeccioso que detone la gran tragedia.“La casa de Bernarda Alba” fue la última obra escrita por Federico García Lorca en el año 1936, dos meses antes de su fallecimiento, y fue estrenada por primera vez a nivel mundial en el año 1945 en Argentina. Luego tuvo infinidad de representaciones en todo el mundo; más de setenta países disfrutaron de las diferentes puestas de este clásico de la literatura mundial.En la obra, que cuenta la historia de Bernarda Alba -quien tras haber enviudado por segunda vez a los 60 años decide vivir los siguientes ocho años en el más riguroso luto- se destacan rasgos de la “España profunda” de principios del siglo XX en la que vivía una sociedad tradicional muy violenta donde el papel que la mujer jugaba era secundario, mezclado con un fanatismo religioso y el miedo a descubrir la intimidad.





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