POSADAS. Más de diez iglesias cristianas fueron blanco de robos en agosto y septiembre, en jurisdicción de las comisarías Octava y Undécima, dependientes de la Unidad Regional X, según datos oficiales.La Policía pareció desarticular al menos parte de esa gavilla, que después de cada ilícito trasladaba lo robado hasta una vivienda ubicada en el barrio A-4, donde el dueño se encargaría de comercializarlo.Justamente, el sábado pasado, la brigada de Investigaciones, de la UR-X, en presencia del juez de Instrucción 3 de Posadas, Fernando Luis Verón, allanó ese domicilio, aprehendió al dueño y secuestró una importante cantidad de objetos que se presume pertenecen a algunas de las iglesias violentadas por el accionar inescrupuloso de estos malvivientes.En el marco del megaoperativo, se procedió también a la detención preventiva de otros dos jóvenes, sindicados como presuntos integrantes del mismo grupo, que centraba su atención en el ingreso a edificios religiosos.Los investigadores secuestraron un teclado musical, ocho parlantes tipo bafle, tres amplificadores, cinco garrafas de diez kilos; un LCD de 32 pulgadas, cuatro guitarras, un acordeón, cuatro proyectores de luz, una consola de sonido y una cortadora de fiambre entre otros elementos.El dueño de casa no tenía las documentaciones de ninguno de los objetos secuestrados que avalaran su legal procedencia, razón por la que fue apresado, sindicado como responsable de comprar y vender mercadería de dudosa procedencia. Los detectives de la brigada de la UR-X continúan con las averiguaciones tendientes a identificar a otros potenciales miembros de la banda y localizar otros electrodomésticos o artículos sustraídos en esa jurisdicción policial. Se labran actuaciones con intervención del Juzgado de Instrucción 3 de Posadas.Las católicas también A mediados de septiembre pasado y tal como publicó este Diario, la policía recuperó el cáliz sustraído en la parroquia San Roque González de Santa Cruz, ubicada en el corazón del populoso barrio A-4. No obstante, el hecho causó indignación. Al respecto el padre Alejandro Cañete había dicho a este medio “tenemos mucho dolor, nos abrieron el sagrario y desparramaron las hostias, para llevarse el cáliz que nos habían donado de Polonia. Para nosotros este elemento utilizado en la liturgia tenía un valor espiritual y sagrado”. Pero lamentablemente dicho templo católico fue visitado por “amigos de lo ajeno” tantas veces, que su anterior sacerdote pidió su traslado justamente por estar “harto de los robos ”. Esta determinación estuvo relacionada con una seguidilla de robos en su parroquia. Seguidilla para nada común, ya que había sido víctima de este tipo de delitos en tres ocasiones en menos de diez meses. Con los recientes operativos ahora la comunidad religiosa en general espera que estos ataques no se repitan.





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