POSADAS. Todo listo para recibir a octubre. Al menos así lo sienten hoy los posadeños de todos los barrios que se acercaron hasta los centros donde se ofrecía el tradicional yopará. Ya pueden recibir el mes más difícil para la cosecha con abundancia y finalmente dejar atrás el duro invierno, que según la creencia, sólo deja miseria. Fueron varios los lugares donde se sirvió el plato de manera gratuita: en el Mercado Concentrador Zonal, en el Museo Arqueológico “Andrés Guacurarí”, en la plaza 9 de Julio y en la plazoleta del Mensú, en Bajada Vieja y Lezcano, donde se realizó la Fiesta Karaí Octubre. Esta tradición, como tantas otras, se mantiene a lo largo del tiempo y asegura ahuyentar la miseria que dejó el invierno y asegurar la prosperidad para los últimos meses del año.“Es parte de nuestra cultura, no la podemos hacer desaparecer. Es representativo de nuestro lugar y es necesario para ahuyentar todos los males. Así como el primero de agosto tomamos la caña con ruda, con el yopará lo que buscamos también es revalorizar la cultura”, aseguró Mirta Cáceres, de Relaciones Institucionales del Mercado Concentrador. Allí llegó la olla de yopará lista para la degustación, tanto para los productores que estaban terminando su jornada laboral como para aquellos clientes que se acercaron. Pero el tradicional plato tenía que venir desde la plaza 9 de Julio, donde, antes de partir para Aguado y Chacabuco, alimentó a varios transeúntes que se acercaron a reclamar su porción. Allí estuvieron alumnos del Itec, quienes fueron los encargados de cocinar. “El yopará no es del menú tradicional que aprendemos, pero lo venimos practicando desde hace una semana para tenerlo bien preparado hoy (por ayer)”, indicó Adrián Suárez, alumno de tercer año de la carrera de Chef. Aunque la elaboración también estuvo a cargo de los compañeros de años menores: “No lo hicimos solos, también participaron los alumnos de primero y segundo año de la carrera; ellos hicieron una parte, nosotros otra. Cada uno hizo algo”, afirmó. Sobre el secreto para que el yopará esté exquisito, Adrián dijo que “es dejarlo que repose por un tiempo, para que tanto la carne como los porotos y el maíz estén bien blandos. Nosotros comenzamos hoy desde las 9 de la mañana, está todo bien fresco”, manifestó. Varios se acercaron a degustar el plato. “Esperemos que sobre para nosotros”, pidió Adrián. Elba González fue una de las comensales que llegó. “Está riquísimo. Yo soy paraguaya y siempre lo preparo en mi casa, es más, mi hija Paulina González lo está preparando para el almuerzo. Yo sólo pasaba y probé y la verdad es que está muy rico”, afirmó.La misma apreciación tuvieron Juan y Vicky Bogado, dos hermanos que se acercaron a la plaza y se sirvieron su pote de yopará. “Nosotros siempre comemos en mi casa, pero la cocinera está internada”, dijeron sobre su mamá, que es la encargada de realizar la comida todos los primeros de octubre. “Está mejor ahora pero como este año no lo pudo hacer, pasamos a servirnos en la plaza. Tiene 83 años ella, te imaginarás cómo cocina”, reiteraron.El yopará, para contrarrestar el Karaí Octubre, es parte de lo que en Misiones se considera Patrimonio Cultural Inmaterial, razón por la cual se busca recuperar esta tradición. Significa “mezcla” y se come para ahuyentar al duende maléfico al que le atraen la carencia y la pobreza. Entonces, el 1 de octubre de todos los años se debe realizar en cada hogar para que el Karaí no se acerque, porque, según las creencias populares, se aleja de lugares donde hay abundancia. Muchos posadeños ya están hoy algo más tranquilos. ¿Por qué comer el yopará?Los guaraníes notaban que en la época en que florecían los lapachos, disminuían sus reservas de alimento, porque no habían frutos para recoger del monte y los animales estaban muy flacos a causa del invierno. Lo único que abundaba era la miseria. Esta gran comilona servía para alejarla y recibir la abundancia. Aquellos que se resistan y mezquinen la comida del primero de octubre tendrán que convivir con el hambre por el resto del año, según la tradición. La leyenda enseñó al campesino a prever el alimento para los suyos durante los meses de “vacas flacas”, época que se inicia en el mes de octubre y que abarca los últimos meses del año. El premio es para los previsores. El castigo es para aquellas personas haraganas.





Discussion about this post