POSADAS. Alejandro Acosta fue masacrado de 17 puñaladas el viernes, alrededor de las 6.40. Su cuerpo apareció inerte sobre la vereda oeste de la avenida Corrientes, casi en la esquina con calle Marcelo T. de Alvear (continuación de La Rioja). El amigo que lo acompañaba aparecía como la pieza desequilibrante, la persona capaz de descifrar los entretelones de un episodio sangriento, brutal e inexplicable.Él fue partícipe indirecto y testigo de la locura, de lo inentendible. Pero ahora se sabe, con exactitud, que no es el único.Un empleado judicial, asistente y colaborador de una jueza, que circulaba en coche por la avenida Corrientes, se transformó en un testigo circunstancial del feroz homicidio.El secretario, al parecer chofer de la magistrada, se dirigía a buscarla cuando vio que dos jóvenes peleaban. Aminoró la marcha y hasta pareció detenerse. Uno de los desconocidos comenzó entonces a gritarle: “Llamá a la Policía, llamá a la Policía”.En ese instante vio que el otro muchacho portaba un cuchillo. Se asustó en la creencia de que iban a asaltarlo y reinició la marcha.Pero volvió a detenerse más adelante. Fijó la mirada en el espejo retrovisor y vio el preciso instante en que uno de los contendientes, montado sobre el cuerpo tendido del otro, no dejaba de apuñalarlo.El empleado judicial llamó a la línea de Emergencias 911, aceleró y fue hasta el domicilio de la magistrada, a la que condujo hasta el Palacio de Justicia.Allá le habría dicho a su jefa: “Voy a volver para ver qué pasó”. Cuando lo hizo, hasta el juez de Instrucción 3 de Posadas, Fernando Luis Verón, estaba en el escenario de la masacre; porque Alejandro Acosta fue literalmente masacrado a puntazos.Allí se ofreció como testigo y el magistrado, al frente de la causa, aceptó la propuesta.No se trata de un dato en abstracto; es más bien decisivo. Es otra persona que puede aportar detalles significativos respecto de lo que ocurrió la mañana del viernes, además del amigo de Alejandro Acosta.La diferencia entre ambos es que uno es amigo y participó, aunque más no sea indirectamente, en el lamentable episodio de sangre. El otro no tiene intereses personales en la causa.TestimonialEn otro aspecto de la pesquisa que lleva adelante el juez Verón, trascendió que el amigo de Acosta podría declarar entre mañana y el viernes en los estrados de calle Santa Fe.Su testimonio es aguardado con suma expectativa, no sólo por la responsabilidad que le cupo al presunto asesino y que él puede confirmar; sino por la actuación que tuvo el otro sospechoso, actualmente detenido en averiguación del hecho, quien se desligó del crimen y endilgó toda la responsabilidad al joven sindicado como autor de las 17 cuchilladas. El amigo de Acosta también resultó con heridas de arma blancaEl joven de 18 años que acompañaba a Alejandro Acosta, cuando lo ultimaron de 17 puñaladas, también sufrió un par de heridas de arma blanca, aunque leves, en los brazos, consignaron fuentes de la investigación.Al parecer, ocurrió al intentar frenar el avance enfurecido del muchacho que, posteriormente, sería detenido y sindicado como responsable del homicidio.“No te metas, con vos no es el problema”, le habría dicho amenazante el agresor, provocándole dos lesiones en ambos brazos. Después devino lo peor.El dato puede resultar crucial, porque demostraría que el asesino estaba dispuesto a quitarle la vida, incluso antes de arremeter contra Acosta.Una arista interesante para el juez de Instrucción Fernando Verón será demostrar cuál fue el papel que le cupo al “Brasilero”, el compañero de trabajo y amigo del presunto asesino.Fue él quien le habría facilitado el puñal y hasta concurrió al escenario del homicidio con un cuchillo tipo “Tramontina”.El amigo de Acosta parece contradecir su coartada y complicarlo.




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