PARÍS, Francia (Medios Digitales). Los centristas y conservadores de Unión para un Movimiento Popular (UMP) han recuperado ayer el control del Senado francés en su imparable reconquista de parcelas de poder desde que perdieron las elecciones presidenciales y generales de 2012. Los previsibles resultados de los comicios parciales a la Cámara alta -se renovaba la mitad de los 348 escaños- han supuesto otra derrota para los socialistas en su también imparable pérdida de apoyos. Además, y por vez primera, el ultraderechista Frente Nacional entra en el Senado. Tendrá dos escaños.El presidente François Hollande y su primer ministro, Manuel Valls, afrontarán ahora aún más escollos para sacar adelante sus polémicas reformas. La ajustada mayoría absoluta con la que contaba desde hace tres años la izquierda (178 escaños -de los que 128 eran del PS y el resto de grupos afines- frente a 166 de la derecha, de los que 130 eran de la UMP) se ha dado la vuelta a favor de los conservadores, que ahora dispondrán de entre 188 y 190 senadores frente a entre 152 y 154 de la izquierda, según cálculos provisionales con el escrutinio aún no concluido y a la espera de la asignación de los escaños a los distintos grupos.Las alegrías para la UMP y los disgustos para el Partido Socialista comenzaron desde que arrancó el recuento. En Aveyron, la derecha arrebataba un escaño a la izquierda, que perdía otro en Corse-du-Sud. Era sólo el inicio del calvario para los socialistas. Les siguieron Ardèche, Drôme, Côte-D’Or, Doubs, Rhône. En Cantal, Aude o Corrèze, la izquierda perdió por pares sus senadores. En Corrèze se dejó su escaño Bernard Combes, muy próximo a Hollande.Para Marine Le Pen, que había presentado candidatos en los 59 departamentos de los 115 existentes en Francia en los que se votaba este domingo, lo ocurrido es “histórico”.Con este triunfo de la UMP, en plena renovación tras el regreso de Nicolas Sarkozy, el centro derecha reconquista una Cámara que ha estado medio siglo bajo su control, con la única excepción de estos tres años pasados. El triunfo del centroderecha supone una nueva inyección de moral para el primer partido de la oposición, pese a estar arruinado y aún sin líder, a la espera de elegirlo en noviembre.





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