SAN VICENTE. Cuando todo parecía presagiar lo contrario, el Juzgado de Instrucción 3 de esta localidad benefició con la falta de mérito a siete integrantes de Gendarmería Nacional, vinculados con una feroz balacera ocurrida en abril de 2013 en el paraje Tarumá, que dejó lisiado de por vida al tabacalero Jorge Da Rosa e incapacitado de seguir trabajando en la chacra.Lo curioso del caso es que el magistrado resolvió la situación procesal de los uniformados apoyado en la sugerencia del mismísimo representante del Ministerio Público Fiscal, Rodolfo Cáceres, quien en todo caso debería acusar e impulsar la causa con la solicitud de medidas de prueba.La fiscalía recomendó dictar la falta de mérito de los imputados. No obstante, seguirán ligados a la causa, hasta que se resuelva su sobreseimiento definitivo o se revea lo ordenado por Demetrio Antonio Cuenca. El hecho, por el que aún son investigados los gendarmes, se produjo el 4 de abril de 2013 en el paraje Tarumá, distante a 15 kilómetros del ejido urbano de San Vicente.El reporte oficial indicó que la patrulla, compuesta de seis hombres y una mujer, acudió al lugar ante la sospecha de una posible operación de drogas.Da Rosa, al que días antes habían entrado a robar en el predio donde construía su nueva casa, fue alertado por una vecina de movimientos sospechosos en el lugar.Entonces, con su hermano, fueron hasta lugar. Llegaron y Da Rosa descendió con las luces del VW Senda encendidas.En una entrevista mantenida en mayo pasado con PRIMERA EDICIÓN, el tabacalero contó que no escuchó “Alto Gendarmería” ni nada que le hiciera suponer que eran efectivos de esa fuerza de seguridad, sino el estruendo de los disparos. Da Rosa se desplomó al suelo y rápidamente fue rodeado de gendarmes. Uno de ellos lo dio vuelta de una patada. Recién ahí se percató de lo que estaba sucediendo. Alarcón se hace cargoFuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN indicaron que el juez de Instrucción 2 de Oberá, Horacio Heriberto Alarcón, subrogará el Juzgado penal de San Vicente.La situación en este cuerpo era irregular hacía años, porque Demetrio Antonio Cuenca, siendo un juez civil, debió hacerse cargo de él por la licencia de su titular, Juan Carlos Cantero, quien finalmente se acogió a los beneficios de la jubilación.Los mismos funcionarios que lo dejaron tanto tiempo en ese lugar son los que ayer le retiraron la subrogación legal. En otras palabras, le soltaron la mano, sin dudas en el peor momento.Lo curioso es que Alarcón asume la obligación cuando se apresta a quedar de turno en la Segunda Circunscripción Judicial, por lo que se desprende que hará lo que pueda. Jamás imaginó que terminaría imputado Jorge Da Rosa debió pagar de su propio bolsillo el costoso tratamiento para recuperar la verticalidad y hasta poder caminar, aunque cojeando. Lo curioso es que lo tumbaron a puro plomo en su propiedad, porque lo suponían implicado en una causa por narcotráfico.En el expediente no hay una sola pista que pueda dar sustento a esa teoría. Sin embargo, hoy debe afrontar una causa penal por “resistencia a la autoridad y tenencia ilegal de arma de fuego”. Cómo se habría percatado que eran gendarmes si nadie dio la orden de “Alto Gendarmería”. Cómo hubiera imaginado que miembros de una fuerza de seguridad pudieran ingresar a una propiedad privada sin orden de allanamiento, con la única información de una llamada anónima. Nada de esto pareció importar, en virtud de la falta de mérito a favor de los GN.





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