PUERTO RICO. Desde el 8 de abril hasta la fecha pasaron muchas cosas. A nivel internacional, en el país y en esta localidad. Pero hay algo que aún no cambia y viene esperando desde esa fecha, cuando ingresó al Concejo Deliberante para su tratamiento, el proyecto de ordenanza que, de ser aprobado, prohibiría el consumo de alcohol a menores y adultos en los espacios públicos de la ciudad. El tema es que, al día de hoy, dicho proyecto sigue en vías de tratamiento y no encuentra todavía una solución. Fue Federico Neis, intendente local, quien envió la iniciativa al Concejo, pero tuvieron que pasar cuatro meses para que saliera de comisión y tome estado deliberativo. En agosto se iniciaron reuniones con distintos estamentos de la sociedad, como la Policía, personal de Salud Pública, vecinos y estudiantes de secundaria y terciarios, entre otros, para conocer qué opinan sobre la posibilidad de implementar esta normativa en la ciudad.Una vez finalizadas esas reuniones y cuando los concejales se disponían a tratarlo, ingresó un “proyecto” paralelo presentado por tres concejales (Carlos Koth, Erni Vogel y Marta Hillebrand) con algunas modificaciones a lo planteado originalmente.“No es un proyecto de ordenanza; tiene el mismo formato, pero no lo es”, explicó Erni Vogel a PRIMERA EDICIÓN. “Es un informe de mayoría que tiene varias diferencias con el proyecto original enviado por el intendente, pese a que ambos persiguen el mismo objetivo. La principal diferencia es que este informe tiene mayor riqueza de argumentos y otra metodología, lo que lo hace más amplio”. Son varios los actores que pueden presentar agregados o modificaciones al proyecto original: los ciudadanos y, obviamente, los concejales. En uso de este derecho, los ediles presentaron su informe sobre lo que consideran que se debe cambiar en el proyecto original. Su argumentación se basa especialmente en que “el original tiene cuatro artículos donde se prohíben varias cosas y establece una multa. No indica el tratamiento o cómo se va a llegar a eso; entonces, nuestro informe establece diferencias en cuanto a argumentación y sobre cómo se sanciona la ordenanza. Buscamos que se realicen campañas de concientización en la ciudad, como mínimo dos meses antes de que se implemente. Esta es una de las modificaciones que proponemos”, indicó Vogel. Además, aclaró que “nuestra intención es la misma que la del proyecto presentado por el Ejecutivo. El tema del consumo de alcohol no es algo que esté en discusión, lo que pedimos que se revea es el cómo”.Lo cierto es que los concejales oficialistas no ven la hora de que el proyecto sea aprobado. No quieren llegar al verano y tener que implementarlo en esa época, porque aseguran que encontrarán mucha resistencia por parte de la población. Así lo manifestó Isidro Javier Duarte, abogado y edil, quien mantuvo una reunión con “miembros de la Policía de Puerto Rico, quienes me hicieron saber que sería un grave error poner en vigencia esa ordenanza en diciembre, ya que generaría la negativa de la gente”. “Lo bueno de todo esto es que se logró instalar el tema y se está dando un marco de participación a mucha gente y muchos sectores, porque lo que buscamos es que haya consenso, ya que de esta manera va a haber mayor acatamiento”, dijo. “Estamos bastante avanzados en el tratamiento y creemos que en un par de sesiones más, siempre y cuando haya acuerdo político, podremos sacar el proyecto adelante. La pregunta que nos hacemos es con qué modificaciones se va a aprobar”, indicó Duarte.Problemas de interpretaciónUno de los inconvenientes que mantiene enfrentados a ambos sectores es la interpretación de algunas palabras. La primera es “prohibición”. El informe la modifica por “restricción”, lo que genera un abanico de posibilidades, ya que la prohibición es determinante mientras que la restricción sí habilita opciones. “Prohíbese es una palabra que se usa en todos los códigos de nocturnidad”, afirmó Duarte, para quien “son diferencias interpretativas. También nos piden que detallemos qué es ‘espacios públicos’”. El tema es que no es lo mismo prohibir que restringir, y habrá que definir qué es lo que se considera espacio público y determinar qué va a ocurrir con el expendio de bebidas. Si bien lo que persigue este proyecto es un tema en el que todos están de acuerdo, continúan los enfrentamientos sobre el cómo.





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