POSADAS. Durante la tercera audiencia en torno al juicio por el homicidio de Iván Mercol, el Ministerio Público, a cargo de Yolanda Esther Mazal de Mass, insistió en que “la cuestión de fondo no se está tratando y que los planteos de las defensas de los imputados no apuntan justamente al foco de la cuestión”, que es determinar quiénes asesinaron al joven estudiante. De esta manera, se interpretó que la fiscal desestimó en cierto sentido las graves contradicciones entre los policías que participaron en el procedimiento el día del hecho, incluida la exjefa de seguridad del boliche que fue escenario del crimen. Al principio de la tercera jornada, Mazal de Mass solicitó que el Tribunal dé lugar a la comparecencia del médico Ricardo Gaudencio, quien le extendió el certificado médico a uno de los imputados tras el lamentable episodio, más precisamente a Cantallops Simonetto. Esta medida apunta a que el facultativo pueda explicar las lesiones en uno de los brazos del acusado, que fueron producto de un posible puñetazo. Esto fue incluso admitido por el sospechoso, quien en su momento declaró que fue él quien golpeó a la víctima y hasta le partió una copa de vidrio en la cabeza al intentar defender a su amigo Ruiz. Al respecto, la Fiscalía dio cuenta que espera que el Tribunal unipersonal, a cargo del juez César Jiménez, titular del Juzgado Correccional y de Menores 2, dé lugar a la citación del testigo. Tal como se publicó ayer, en las dos primeras audiencias los médicos forenses coincidieron casi con certeza en sus dichos en que “la muerte cerebral de Mercol se produjo instantes después de recibir un golpe a la altura de la nuca que le fracturó dos cervicales, es decir, en la misma escena donde lo agredieron”. Uno de los testimonios más contundentes y destacados fue el del médico de la familia Mercol, Miguel Ángel Faraudo, quien conjeturó que, si bien no se puede establecer fehacientemente la forma en la que golpearon a Mercol, quien era joven y gozaba de buena salud, existen dos posibilidades para determinar cómo se desplazaron o luxaron las vértebras. “Fue producto de un fuerza externa, una acción de rotación brusca del cuello. Esto puede ser o por un golpe de puño en la mandíbula o en los ojos o por una maniobra de extensión imprevista”, es decir, un impacto violento en la nuca. Puede incidir cuando la víctima está falta de reflejos, posiblemente por ingesta de alcohol, aunque no quedó probado que Mercol consumió bebidas.Faraudo aclaró que no puede asegurar cuál fue el mecanismo que produjo la lesión mortal y que se maneja en el terreno de las hipótesis en ese sentido.Pero la opinión de la fiscal es muy distinta. “Nos remitimos a las evidencias”Fuentes del caso señalaron que la Fiscalía buscará probar mediante las placas radiográficas y certificados médicos que Cantallops le pudo producir la rotación brusca del cuello, con la subsiguiente luxación mortal de vértebras a Mercol, mediante golpes propios de las artes marciales. Al ser consultada, la fiscal señaló que “nos remitimos a las evidencias. Mercol tenía signos inequívocos de haber recibido fuertes puñetazos en el rostro”. En dirección opuesta, la estrategia defensiva parece apuntar a los “patovicas” del boliche, quienes suelen utilizar “llaves o técnicas para reducir a revoltosos que incluyen fuertes tomas de artes marciales donde utilizan los antebrazos contra la nuca de los potenciales protagonistas de altercados”. Posibles testigos ocularesAyer declaró además un expolicía e integrante del personal de seguridad del boliche donde murió Mercol. En su testimonio, Gustavo González dijo no haber visto nada, pero que cuando le avisaron que había una pelea se dirigió hacia el ingreso a la disco y observó a uno de los porteros del boliche, al que identificó como “Fredy”, sosteniendo a la víctima y que juntos lo recostaron contra una pared hasta la llegada de la ambulancia. Otro detalle que aportó es que otro portero, “Roni”, estaba cerca del cuerpo, a escasos metros. Seguidamente explicó que observó cuando “Tito, también de seguridad, agarraba a uno”, y que eso era presenciado por la jefa de seguridad en ese entonces, Marisa Bueno. Luego de esta declaración se presume que deberán ser citados estos porteros mencionados por el “expatovica”. Y la pregunta es si “Tito”, “Roni” o “Fredy” vieron algo. Quizás sus testimonios podrían echar más luz sobre el caso. El debate pasó a un cuarto intermedio hasta hoy a las 8.30. La oficial que tuvo un meteórico ascensoNo es la primera vez que la exjefa de seguridad del boliche donde asesinaron a Mercol es noticia. En marzo de 2011, cinco años después del crimen, fue beneficiada con dos ascensos por decretos con escasos meses de diferencia. Casualmente, o no tanto, el beneficio vino acarreado de un vínculo político, y es que la policía (Marisa Bueno) actuaba desde hacía varios años como custodia de la entonces vicegobernadora Sandra Giménez. La medida causó un fuerte malestar entre sus pares, varios de ellos consultados confiaron a este diario que la beneficiada no realizó los cursos para ascender ni tenía la cantidad de años suficientes, y es por ello que necesitaba los decretos políticos.





Discussion about this post