OBERÁ. La jueza de Instrucción 1 de es, Alba Kunzmann de Gauchat, recibió ayer en su despacho uno de los pedidos de entrecruzamientos telefónicos que le solicitó a la Policía Científica en el marco de la resonante causa por la “Masacre de Panambí”. Los resultados, prima facie, complican a tres de los cuatro imputados en la causa, teniendo en cuenta que confirma que se comunicaron entre ellos poco antes del cuádruple homicidio ocurrido en la citada localidad, confió un portavoz oficial. Se trata, según consignaron las fuentes, del exprefecturiano Pablo Julio Paz (51), el chapista paraguayo nacionalizado argentino Marcial Alegre (45) y Juan Ramón Godoy (44), todos sindicados como integrantes de una peligrosa megabanda delictiva que fue la que asaltó y causó la muerte de la familia Knack, el pasado domingo 25 de mayo.Por el momento, las pericias en el chip telefónico del militar Rubén Bueno (52) dieron negativo en cuanto a comunicaciones con el resto de los sospechosos, agregó la misma fuente. De esta manera, la magistrada cuenta con nuevos elementos para analizar la situación de los cuatro imputados, aunque resta por conocerse una de las pericias claves en la causa: los resultados de las pruebas de ADN. Es que los científicos en Capital Federal se encuentran cotejando los hisopados bucales de los cuatro acusados y de los cabellos que fueron levantados del pasamontañas que los asesinos abandonaron en la escena donde se inició el múltiple crimen. Los investigadores trabajan con el objetivo de establecer y confirmar las vinculaciones de los imputados entre sí. Hasta el momento el exprefecturiano sigue teniendo el panorama más complicado, ya que la Policía Científica de Oberá “levantó” su huella dactilar en una caja de zapatos ubicada, aparentemente, en el living de la vivienda. El otro comprometido, aunque en menor medida, es el dueño del VW Bora que fue incautado en San Javier, Godoy. Los restantes implicados son el mecánico chapista, Alegre, y un suboficial del Ejército Argentino, Bueno, quien al parecer conducía el camión en que el exprefecturiano solía visitar el aserradero de la familia Knack. Al exmarino justamente lo señaló como asiduo visitante una de las víctimas, Cristian Knack (25), en su lecho de muerte, según lo ratificaron dos de sus familiares y una enfermera ante la jueza.La “Masacre de Panambí” fue perpetrada durante la tarde del domingo 25 de mayo, en el interior de la vivienda de las víctimas, en el mencionado municipio. Al menos cuatro sujetos ingresaron al domicilio y, luego de alzarse con 460 mil pesos en efectivo, maniataron, torturaron y prendieron fuego al empresario maderero Carlos Knack (43) y a su esposa Graciela Mojfiuk (45), como así también a sus hijos Bianca (12) y Cristian (25).





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