WANDA. Hay quienes al caminar por el sendero de la vida procuran no hacer ruido, pero sí pisar fuerte y dejar su huella, tal como don Osvaldo Manuel Benegas, quien dejó un tesoro invaluable a su familia, un sinnúmero de versos que hoy se recopilan en “El sonido de mi voz en las páginas de un libro”, para toda la sociedad.Benegas nació en el barrio de Saavedra, en Buenos Aires, sin embargo el destino quiso que eche raíces en la tierra colorada, cuando en 1960 se recibió de docente y al poco tiempo el Consejo Nacional de Educación lo convocó para asignarle una escuelita.Él sólo pidió que le den un lugar para vivir o unas maderas para construir la vivienda, así fue que arribó a la picada Yapeyú Sur, perteneciente al departamento de San Javier. Tiempo después Wanda se convirtió en su hogar, donde forjó su vida.Y sobre cómo nació “El sonido de mi voz en las páginas de un libro”, María de los Ángeles, su hija, relató a PRIMERA EDICIÓN que su papá “siempre escribió por placer, nunca imaginó la posibilidad de publicar un libro, por ejemplo. A mí me hacía tipear cuatro versos por día para pagarme el viaje a Bariloche, porque estaban todos en manuscrito y cuando cumplió 79 años imprimimos todos esos versos y los anillamos como un obsequio, entonces se asombró, pues no creía que todo eso era su trabajo y le gustó mucho, al punto que comenzó a enumerar las hojas, como si se tratara de un libro”.Benegas falleció hace siete años y, tras su muerte hubo algunas intenciones de reunir todo este material en un ejemplar, sin embargo, tal vez por cuestiones políticas, recién fue posible sacar a la luz todo este tesoro, de un “hombre que llegó a esta tierra rica con una valija grande y un título que lo habilitaba a usar la goma, el borrador y la tiza, para dedicarse a trabajar con ahínco y a educar a esos niños de pelo negro, otros de pelos muy rubios y a veces de pies descalzos, que entre risas, brincos y llantos, sin importar el aspecto, corrían con mucha fe a recibir al maestro, que con amor y cariño les fue marcando el camino, tal como escribió Mabelita Franco en la reseña de este invaluable material. La vida en la picadaEl prólogo de “El sonido de mi voz en las páginas de un libro” consiste en una entrevista que oportunamente le realizaran a Osvaldo Manuel Benegas, en la que relata que en la picada Yapeyú lo trataban “como si fuera el amo y señor del pueblo, la gente respondía mucho”. “Yo era el organizador de las tareas, también durante el primer año organizamos bailes y, como las chicas del lugar eran muy bonitas venían muchos varones de otros pueblos, contratábamos algún grupo para que tocara y ganábamos mucho dinero. Así fuimos juntando y quedó la escuela terminada, en pleno monte, con tres aulas de seis por seis”, destaca el maestro.





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