OBERÁ. La Justicia citó en las últimas horas a los abogados defensores de los cuatro imputados por la “Masacre de Panambí”, con el objetivo de exhibirles los libros contables que fueron incautados en el aserradero de la familia Knack, indicó un portavoz del caso. En la ocasión se hizo apertura de dos sobres cerrados, que contenían los mencionados instrumentos legales, donde figuraban las transacciones comerciales correspondientes a 2011 y 2012. Tras un análisis de dichos escritos, se pudo establecer que solamente figura uno de los cuatro acusados como cliente. Se trata del militar Rubén Bueno (52), quien en su momento declaró en sede judicial que acudió al citado predio años antes del hecho, por lo que esta nueva evidencia respaldaría su versión, agregó la misma fuente. Los libros en cuestión fueron confeccionados con suma prolijidad y al parecer todas las operaciones comerciales fueron registradas de puño y letra por una de las víctimas, Graciela Mojfiuk (45). En forma anexa, además de inventarios, balances generales y otros rubros relacionados al patrimonio en general de la empresa, figuraba un capítulo con agendas telefónicas de los clientes, que de alguna manera pueden llegar a ser relevantes en la investigación, señaló un vocero. Muchas personas eran asiduas al aserradero y a través de numerosos contactos telefónicos se puede llegar a encontrar nuevos indicios que permitan echar luz sobre el macabro caso donde perdieron la vida cuatro integrantes de una familia al ser quemados vivos por los delincuentes.Expectativa por los resultadosRecientemente fue citado a rueda de sospechosos un empleado del aserradero de la familia Knack, que solía tratar con clientes, pero el hombre no reconoció a ninguno de los imputados. Por estas horas la causa se encuentra en compás de espera, pues la jueza que lleva adelante la investigación, Alba Kunzmann de Gauchat (titular del Juzgado de Instrucción 1 de Oberá), aguarda los resultados de ADN, que podrían sellar el destino de los detenidos.Se trata de cuatro muestras de hisopado bucal y los cabellos encontrados en un pasamontañas que los asesinos dejaron en el escenario de la masacre. El resultado genético de estas muestras será cotejado con el de los cabellos para determinar la implicación de alguno o todos los involucrados en el hecho.También puede ocurrir que los ADN no se correspondan con ninguno de los detenidos. En el caso del exprefecturiano, Pablo Julio Paz (51), el panorama asoma más complicado, ya que la Policía Científica de Oberá “levantó” su huella dactilar en una caja de zapatos ubicada, aparentemente, en el living de la vivienda. Además del exuniformado, hay otros tres involucrados en el caso. El otro comprometido, aunque en menor medida, es el dueño del VW Bora que fue incautado en San Javier, Juan Ramón Godoy (44). Los restantes son un mecánico chapista, Marcial Alegre (45), y un suboficial del Ejército Argentino, Rubén Bueno, quien al parecer conducía el camión en que el exprefecturiano solía visitar el aserradero de la familia Knack. Al exmarino justamente lo señaló como asiduo visitante una de las víctimas, Cristian Knack (25), en su lecho de muerte, según lo ratificaron dos de sus familiares y una enfermera ante la jueza: “Mencionó al exprefecturiano actualmente detenido como una persona que iba al aserradero y que el día que fueron atacados en Panambí eran cinco y no cuatro los agresores”. Además, “este hombre, el exprefecturiano, había mantenido un altercado con papá porque era muy ‘meloso’ con mamá”, dijo recientemente Carlos “Nano” Knack (20), recordando lo que Cristian le dijo antes de morir.Excarcelación denegadaPor otra parte, la jueza denegó el pasado miércoles la excarcelación a Juan Ramón Godoy. Mientras tanto, su abogado defensor solicitó que comparezcan testigos que podrían ratificar que en el horario y día del hecho el acusado se encontraba en San Javier. También pedirá al Juzgado otra serie de medidas relacionadas al testigo que vio el VW Bora en la zona donde fue perpetrado el cuádruple homicidio. La “Masacre de Panambí” fue perpetrada durante la tarde del domingo 25 de mayo, en el interior de la vivienda de las víctimas, en el mencionado municipio. Al menos cuatro sujetos ingresaron al domicilio y, luego de alzarse con 460 mil pesos en efectivo, maniataron, torturaron y prendieron fuego al empresario maderero Carlos Knack y a su esposa Graciela Mojfiuk, como así también a sus hijos Bianca (12) y Cristian. Este último peleó por su vida durante varios días e incluso, antes de morir, llegó a brindar una declaración clave para la causa. La principal hipótesis de los investigadores es que el múltiple homicidio fue cometido en ocasión de robo, pero no se comprende aún por qué hubo tanto salvajismo y saña contra las víctimas.





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