POSADAS. Las 340 familias censadas en la Chacra 145 esperan que el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) desarrolle el plan de urbanización previsto a fin de poder ampliar o refaccionar sus casas. Mientras, ven con angustia cómo los intrusos se apropian de los espacios verdes y hasta levantan pequeñas “mansiones”, cuando la Ordenanza Nº 3125 prohíbe hacerlo.Los vecinos denunciaron que en el predio delimitado por las avenidas Martín Fierro, Eva Perón, Kolping y Chacabuco, la ley no es pareja. Mientras las familias que ejercen la posesión de los terrenos esperan que el organismo provincial concrete la apertura de calles, construya el empedrado y los cordones cuneta y conecte las cloacas para poder realizar mejoras en sus hogares, existen “privilegiados” que no acatan la norma.María Magdalena Machado, Francisca Benítez, Raquel Almeida y Susana Beatriz Pereira explicaron que hace dos años y tras un censo, la tierra fue transferida a quienes desde hace varios años habitan la zona. Tras ese relevamiento “quedó terminantemente prohibido” el ingreso de personas ajenas a la chacra, pero “la comisión vecinal existente -ya desmembrada- no tomó los recaudos y personas que entraron después figuran como si estuvieran presentes en el censo”. Los censados son 340 pero por estos días falta poco para que la cifra se duplique. “Se asientan en los espacios destinados a la urbanización, pero nuestros hijos se están yendo y nosotros seguimos esperando que se inicien las obras” hasta el momento incumplidas por el Iprodha.Las mujeres, que además conforman la Comisión de Madres, manifestaron que de acuerdo a la ordenanza, “no se puede construir porque al urbanizar se deberán mover muchas casas y al no saber cómo quedaría el panorama, se prohibió la construcción. Lo más grave es que ingresó gente nueva y ocupa espacios que podían ser destinados a familias que viven hacinadas, pero que están allí hace 20 años. Lo sentimos como un avasallamiento”. Citaron el caso de una vivienda de dos plantas que se levanta en Chacabuco y Kolping, situada a media cuadra del cartel que anuncia la prohibición de construir, en tierra reservada para el polideportivo. “Si tiene para hacer tremenda construcción, tendría dinero para comprar un terreno en otro lugar. A pesar de las denuncias, a esa gente sí le dejan construir, nos sorprendió cuando vimos el cartel de habilitación. No tienen derecho a edificar ahí cuando algunas de nuestras casitas se están cayendo y no podemos hacer un muro o colocar un poste. No compraron legalmente el terreno. Se tienen que ir y el Iprodha tiene autoridad para sacarlos y hacer ahí el polideportivo”, dijeron. Aseguraron que nunca viene el mismo funcionario y que “siempre se contradicen y buscan confundirnos. Pensamos que el Iprodha era una institución seria pero estamos decepcionadas. Sabemos que esto no es gratis, pero pedimos que se hagan bien las cosas y que tengamos un trato igualitario. Que se respeten los derechos de los que vivimos ahí desde hace mucho tiempo. Nos tratan de ignorantes y eso nos duele. Si bien tenemos un nivel de pobreza, no lo somos, por eso reclamamos lo que nos corresponde. Esa es nuestra propiedad y nadie más podía meterse ahí hasta que se realice la urbanización”. Cuando acuden al Instituto de Vivienda en busca de respuestas, “tratan de conformarnos. Hubo ocasiones en que nos dijeron que la máquina está trabajando cuando nosotros no vemos movimiento alguno”.Machado, quien junto a Almeida es agente de prevención de violencia de género, reconoció que es “una de las que denuncia las ventas ante el Iprodha porque respeto a quienes están aquí desde hace muchos años. Llegué hace nueve años y me entusiasmó la iniciativa de la urbanización, porque quería que mis hijos tuvieran su propiedad, un lugar digno y porque se iban a criar en un barrio y no en una villa. Empecé a apoyar y colaborar para que esto se concrete pero consideramos que la ley tiene que ser pareja”.LuchadorasA raíz de las distintas problemáticas, varias mujeres de la Chacra 145 conformaron la Comisión de Madres que, por el momento, nuclea a unas quince interesadas que trabajan para prevenir la inseguridad, las adicciones, la violencia de género. Admitieron que se juntaron porque “vemos que nos están avasallando, humillando. Comenzamos a hablar, a reunirnos, porque sabemos que es mucha la problemática, económica, social, ambiental, pero queremos mejorar. Los jóvenes necesitan ayuda y las autoridades deberían proceder y mirar nuestra necesidad, pero son cosas que nadie ve. Deben tener en cuenta lo que les estamos pidiendo porque imaginamos que no quisieran ver así, sufriendo, a sus hijos”.Recordaron que la tarea comenzó hace varios años pero que ahora se volvieron a agrupar. “Vemos la forma de ayudar a las madres que son solas y necesitan una ayuda. Queremos poner en funcionamiento una feria de artículos varios para darles una salida, y organizar el Día del Niño para el 31 de agosto. Es todo a pulmón porque no queremos que después vengan a llevarse los laureles”, indicaron. Contaron que el miércoles se reunieron con autoridades de la Línea 137 y que el próximo miércoles buscarán adherirse al Foro de Seguridad, además de solicitar orientación a efectivos de la Dirección de Toxicomanía para poder ayudar en el tema.Benítez, una promotora de salud que no paró de luchar desde el asesinato de su hijo, dijo que el tema sanitario es la principal preocupación de la chacra. “Necesitamos hacer algo al respecto porque las ambulancias no entran por la falta de calles. Tampoco lo hacen la Policía ni los bomberos. Tenemos iluminación sólo sobre las avenidas circundantes, no hay nada en el medio de la chacra. Pedimos que no nos marginen. Somos mujeres que salimos a luchar por nuestro sueño”, acotó. Pereira sostuvo que el tema de la urbanización “nos urge también por el tema de los jóvenes. Apostamos que se erradique la villa, que se haga un barrio, que ellos también tengan posibilidades de ver las cosas de otra manera”.





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