POSADAS. Una sanción por una violenta golpiza a una compañera de vivienda y al menos 25 apercibimientos por distintas actitudes contrarias al reglamento interno se leen en el legajo de la oficial detenida por el crimen de Carlos Raúl Guirula (30). Pese a todo, desde la Jefatura de la Policía de Misiones la habían designado a cargo de la Oficina de Atención Primaria al Género, el Menor y la Familia de la comisaría Decimotercera.Así consta en la foja de servicio de la funcionaria, a la que PRIMERA EDICIÓN pudo acceder en forma exclusiva. En dicho documento constan numerosas falencias administrativas que llaman poderosamente la atención. Sin embargo, sobresale la golpiza denunciada por una joven con la que compartía vivienda la oficial, en marzo de 2010.Según el legajo, el hecho -relatado por uno de sus superiores- sucedió alrededor de las 21 del domingo 28 de marzo de 2010 en una vivienda del barrio Cocomarola Oeste, al sur de la capital provincial.En el documento dice que la oficial llegó al inmueble y comenzó a discutir con la denunciante, “manifestándole por qué había llegado a esa hora, por lo que se dirigió a su dormitorio, donde la oficial comenzó a insultarle diciéndole TXT: ‘Pelotuda de mierda, para qué salís todo (el) día, si acá no te hace falta nada, boba chiquilina’, propinándole golpes a mano abierta por la cara, brazos y otras partes del cuerpo, empujándola contra los muebles, lastimándola en la parte de la cola y la espalda, retirándose de la vivienda”.Según aquel relato, posteriormente el médico policial constató “excoriaciones en el dorso” y “hematoma violáceo en el glúteo izquierdo” de la víctima, con un tiempo probable de curación (TCP) de doce días.Al costado de la foja del legajo en la que figura el relato consta la sanción interna impuesta en su momento por las autoridades de la fuerza provincial. “Sancionar con apercibimiento equivalente a doce (12) días de arresto (…)”, se lee.Esa quizás sea la más grave, pero no es la única de las faltas que figuran en la foja de servicios de la oficial. Hay otros 25 apercibimientos por diferentes episodios.De ese total, cerca de 10 corresponden a que la funcionaria no se presentó a cumplir con su trabajo. Los casos son reiterados y todos sin justificativos válidos, según los superiores que iniciaron los sumarios. Sin embargo, existen otros sumarios que también llaman la atención y que hablan de, al menos, desinterés en las labores policiales. Uno de ellos fue iniciado el 19 de enero de 2012, “por la falta de interés en la resolución de hechos ocurridos en su servicio de guardia”.En otros renglones se leen varios apercibimientos por “ser negligente en la tramitación” de expedientes y/o sumarios judiciales y, en ese sentido, una insólita reacción cuando uno de sus superiores de la comisaría Decimotercera le instruía sobre la corrección de un sumario judicial: “(…) se le instruía para la corrección de un sumario judicial con detenido por razones de término de elevación, mencionando (la oficial a su superior) que ‘si no sale el sumario, no sale’ y que suscripto (es decir, su jefe) se calle la boca porque había gente en atención al público, haciéndolo a su vez en presencia de personal subalterno”. Aquel episodio fue el 3 de septiembre del año pasado.Así también constan otros tantos apercibimientos por no acudir a llamados de ciudadanos, como el 7 de noviembre de 2013, donde se la amonestó por “no acudir al domicilio de la ciudadana (…), la cual requería presencia policial con urgencia, circunstancia que se desempeñaba como oficial de calle”.Pese a todos esos antecedentes, llamativamente fue designada a cargo de la Oficina de Atención al Género, Menor y la Familia que funciona en la Decimotercera, por orden 206/14 de la Jefatura de Policía, el 15 de mayo pasado. Es decir que, pese a los numerosos sumarios y apercibimientos, la oficial estaba al frente de una “minidependencia” y con otros uniformados a su cargo.Esa misma posición tenía en la madrugada del sábado 19 de julio, cuando era oficial de servicio a cargo de dos hombres y llegó cerca de las 3 al motel de avenidas Santa Catalina y Andresito. Allí, junto a efectivos del Comando Radioeléctrico, redujeron a Guirula, que había tenido una disputa con el conserje del albergue transitorio. El final de la historia ya es conocido: el albañil fue detenido y trasladado hasta la Decimotercera, adonde llegó muerto. La autopsia reveló una feroz golpiza que le provocó la muerte.Como ya publicó este diario, en la causa constan declaraciones de testigos que aseguran haber visto a la oficial pateando en la cabeza al detenido mientras éste se encontraba en el piso. Resta saber entonces si, ante tales antecedentes, la responsabilidad no alcanza también a Jefatura.





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