“Lo único que pudo decirme mi madre es que entre cuatro personas de sexo masculino los asaltaron, que uno tenía alpargatas color blanco, embarradas y que los golpearon con una barreta y que luego los prendieron; que estas personas trajeron botellas de alcohol y los rociaron, que era mucha cantidad de alcohol”. La frase pertenece al testimonio que prestó “Nano” Knack en el Juzgado de Instrucción 1 de Oberá, a cargo de la magistrada Alba Kunzmann de Gauchat.No es un dato cualquiera; adquiere relevancia a la hora de analizar la conducta macabra y cruel de los homicidas. Llevaron alcohol para quemar vivas a las víctimas y lo planificaron con anticipación.El ensañamiento recrudeció adentro de la vivienda. Golpearon con una pata de cabra al empresario Carlos Knack, su esposa Graciela y sus hijos Bianca y Cristian.Como si semejante crueldad no fuera suficiente; torturaron a la nena de doce años, la empaparon con el líquido inflamable y prendieron fuego.La casa estaba completamente desordenada; había sangre, agua y pisadas de alpargatas embarradas por todos lados. En la cocina había una silla quemada y la habitación de Bianca era un reflejo del accionar deplorable de los homicidas. Allí fueron encerrados y quemados los cuatro, después de ser rociados con combustible y cubiertos con un colchón. Para que no se perdieran pruebas ni se contaminara el escenario de la masacre, la Policía Científica acudió al lugar al día siguiente, es decir el 26 de mayo. Allí secuestró elementos para las pericias de rigor y pudo levantar huellas dactilares en cuatro elementos: una botella de piña colada, un vaso de vidrio y dos cajas de cartón, una con la leyenda “Firestone” y otra con la inscripción “Visionar”.En la primera de estas, la “Firestone”, se encontró la huella del dedo pulgar del exprefecturiano Pablo Paz.El gran interrogante es a quiénes pertenecen las otras marcas dactilares; porque no son de ninguno de los otros tres imputados y detenidos en la causa.Un llamado anónimo aportó la pista investigativa que derivó en el allanamiento del taller del paraguayo Marcial Alegre, ubicado en San Javier, y en su posterior detención.Esa comunicación, cuya verosimilitud es cuestionada por algunos defensores, se produjo el 27 de mayo pasado, poco antes del testimonio aportado por Esequiel Knack, quien aseguró que el día del hecho, a eso de las 19.10, “regresé desde el puerto de Panambí a la ciudad de Oberá… nos sorprendió un vehículo marca Volkswagen Bora, color gris oscuro, creo que tenía vidrio polarizado, que circulaba a muy alta velocidad y nos pasó como si fuera que estábamos parados en la ruta…”.Ese coche, en la visión de los investigadores, no sería otro que el de Juan Ramón Godoy, otro de los imputados en la causa.Paz, Godoy, Alegre y el militar de apellido Bueno están imputados de los cargos de “robo calificado por haber sido cometido con arma, en despoblado y en banda; cuádruple homicidio calificado por ensañamiento y para procurar la impunidad; todo en concurso real”.Obviamente se trata de una calificación que conduce a un solo camino: prisión o reclusión perpetua.La Justicia ahora aguarda el resultado de las pruebas de ADN remitidas a Capital Federal, para resolver la situación procesal de los imputados: es decir, si falla por la falta de mérito o por el auto de prisión preventiva.Mientras, fuentes vinculadas con la causa catalogaron como inminente la excarcelación del suboficial del Ejército Argentino, aprehendido después del testimonio que Cristian Knack habría dado en el sector de cuidados intensivos del hospital Ramón Madariaga.La investigación comienza, aparentemente, a inclinarse hacia el lado del exprefecturiano Pablo Paz.Cristian habría declarado que ese hombre solía comprar machimbre en el aserradero de la familia y que solía moverse en un camión Mercedes Benz. Los investigadores dieron con el propietario de ese vehículo de carga y éste señaló que, al parecer, era Bueno el que lo conducía.Sin embargo, ahora la situación pareció cambiar. Resulta que habría aparecido otro camión Mercedes Benz, de similares características al que describió Cristian, que sí era manejado por Paz.El hallazgo se produce en momentos en que allegados de Bueno acentúan su malestar con los investigadores y catalogan al imputado como “inocente”.Ayer estaba pautada una rueda de reconocimiento en el Juzgado de Instrucción 1 de Oberá, donde estaba prevista la identificación del exintegrante de Prefectura Naval Argentina.En simultáneo con un crimen planificado, crece la teoría de un entregador para la concreción del robo. Esa es la hipótesis de mayor solidez hasta ahora.





Discussion about this post