Carlos Oscar Knack se desató, liberó a su esposa e hijos y los cuatro salieron por la ventana del inmueble. Fue un acto heroico, porque él, Graciela Mojsiuk, Cristian y Bianca estaban completamente quemados. El hombre caminó unos 500 metros hasta la casa de su vecino José Serfas, donde estaba también su cuñado, y pidió auxilio.Las víctimas hablaron por breves minutos; después, las secuelas de las lesiones hicieron lo suyo. Allí, en el paraje Kilómetro 6, sobre la ruta provincial 5, quedaron los vestigios y rastros de un accionar inhumano, cruel, bestial.Ese día, el 25 de mayo, la familia Knack festejó el cumpleaños de “Nano”, cumplido el día anterior. Los asesinos ingresaron por la puerta posterior de la vivienda, aprovechando que los invitados se habían retirado.Ingresaron decididos a todo, sabiendo que en la casa había mucho dinero: los 460 mil pesos que Cristian acababa de traer de Cuatro Bocas, Corrientes. Bianca se lo contó al tío, el hermano de Graciela Mojsiuk, cuando la llevaba al hospital Samic, quizás en el último lapsus de lucidez. Los asesinos se ensañaron con ella, supuestamente para “ablandar” al padre. No aparece en el expediente, pero la reconstrucción efectuada por los peritos los llevó a la hipótesis de que la niña de doce años fue atada a una silla, ubicada en el sector de la cocina, en la que fue golpeada, rociada con combustible y finalmente, quemada.Ella y su padre tenían traumatismo de cráneo y lesiones en diversas partes del cuerpo. “Nano” reprodujo en sede judicial lo que, aún tendida en el pasto, frente a la vivienda, aquella noche del 25 de mayo, le contó su madre: “Nos pegaron con una barreta”. Una vez que tuvieron el botín en su poder, tomaron los 360 mil pesos en efectivo y dejaron los cheques que el empresario bonaerense, Daniel Oses, entregó a Cristian en Cuatro Bocas.Luego encerraron a los cuatro en la habitación de Bianca, arrojaron un colchón encima y les prendieron fuego. El llamado anónimo“Tome nota, oficial… Marcial Alegre tiene un taller de chapa y mecánica en San Javier, ahí hay un auto y un tráiler… están las armas y la plata que robaron el domingo en Panambí…”. Ese fue el tenor del llamado telefónico, efectuado en forma anónima, que orientó la investigación hacia los cuatro hombres que hoy continúan detenidos en averiguación del cuádruple homicidio.El llamado se produjo el 27 de mayo pasado, alrededor de las 18.30, dos días después del terrible episodio que sacudió a la sociedad misionera.Rápidamente se asoció a Alegre con el mundo del hampa y el narcotráfico, pero lo cierto es que en el expediente hay una leve referencia a esa circunstancia, sin sustento probatorio. Eso sí, en el taller se encontró un verdadero arsenal de armas, municiones, pasamontañas y hasta de explosivos, pero hasta el momento no se pudo probar que alguno de esos elementos tuviera relación con el luctuoso episodio. Sin embargo, con el devenir de los días, la situación cambiaría significativamente para los otros dos detenidos: Pablo Julio Paz, exintegrante de Prefectura Naval Argentina, fuerza de la que habría sido dado de baja, y Juan Ramón Godoy.Una comitiva de la Policía Científica de Oberá levantó una huella dactilar del exprefecturiano en una caja de cartón, con la inscripción “Firestone”, hallada en un sector de la cocina.Con posterioridad, los investigadores confirmarían que este hombre solía concurrir al aserradero de la familia Knack en un camión Mercedes Benz, tipo vaquero, supuestamente para comprar machimbre.Era tan poca la cantidad que Knack siquiera le brindaba factura por la operación, consignaría “Nano” más adelante en la pesquisa. La Justicia cree que, en realidad, Paz realizaba tareas de inteligencia para observar los movimientos de las víctimas.El camión, aparentemente, era conducido por otro hombre, de apellido Bueno, que también terminó preso e imputado en la causa. Resultó ser suboficial del Ejército Argentino. De todos, es el que asoma como el menos complicado.En cuanto a Godoy, la Justicia cuenta con una pericia criminalística que determinó que su VW Bora atropelló un poste en un camino vecinal que conduce a la casa de la familia Knack. Las marcas en el coche coincidirían con las improntas que quedaron en el tronco. Además, está la declaración de un vecino que aseguró en sede judicial haber visto ese coche el 25 de mayo pasado, horas antes de asalto.Ahora, la Justicia aguarda con expectativa los resultados de los ADN, que surgirán de la comparación del hisopado bucal efectuado a los cuatro imputados y los cabellos recogidos del pasamontañas que los asesinos dejaron en el escenario del violento crimen.




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