CAMPO RAMÓN. Hace cuatro años, unas diez familias de muy escasos recursos comenzaron a soñar con tener una vivienda propia, tras ser preadjudicadas por el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha). La construcción, en un predio rural de la Sección Segunda conocido como barrio Azul, se inició a un ritmo sostenido y ya en 2012 quedó casi concluida. A simple vista se puede apreciar que las casas fueron edificadas en aproximadamente un 75% del total, pero desde entonces las obras se paralizaron y hoy las familias beneficiarias transformaron en desazón la ilusión inicial por el techo propio.Se trata de un conjunto de diez casas solidarias, dos de las cuales están destinadas a discapacitados. Las familias favorecidas por el emprendimiento ya abonaron un total de 14 cuotas, cuyo valor actual es de 250 pesos. “Todos somos gente pobre, algunos trabajan en la tarefa o haciendo changas por ahí, apenas podemos juntar una platita para estar al día con las cuotas”, se quejó una mujer que pidió no ser nombrada en la nota periodística porque “quién sabe si después de que hablo me quitan la casa, Dios no quiera”.El 21 de junio de 2012 se llevó a cabo un aparatoso acto político encabezado por la intendenta Berta Pischik, en el cual los preadjudicatarios recibieron la entrega simbólica de sus viviendas. Todos pensaron que en pocos meses ya podrían habitar sus respectivos lugares para así dejar de pagar costosos alquileres. Pero ya pasaron más de dos años y el barrio se encuentra en un estado de abandono, sin ningún avance. Las malezas invadieron los patios y las intensas lluvias desmoronaron terraplenes, provocando grandes grietas en los alrededores.





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