WASHINGTON, Estados Unidos (AFP-NA). El presidente Barack Obama advirtió ayer que la ofensiva de Estados Unidos en Irak para combatir a los yihadistas y ayudar a los civiles es un “proyecto a largo plazo”, y dijo que aún no está prevista una fecha para el fin de los ataques aéreos.“No voy a dar un calendario preciso”, dijo Obama en conferencia de prensa, poco después de los primeros bombardeos estadounidenses en el norte de Irak contra los militantes del Estado Islámico (EI), e insistió en que era imperativo establecer un gobierno creíble en Bagdad.En momentos en que las fuerzas iraquíes preparan una contraofensiva apoyada por Estados Unidos, Obama dijo que la operación que comenzó esta semana podría durar “meses”.El mandatario se mostró confiado en que Estados Unidos podrá impedir que los militantes del EI lleguen a las montañas y “masacren a la gente que se refugió allí”.“Pero el próximo paso, que será complicado logísticamente, es cómo logramos un pasaje seguro para la gente debajo de la montaña y dónde podemos relocalizarla en última instancia para que estén seguros”, explicó.“No creo que vayamos a resolver este problema en unas semanas”, dijo Obama. “Esto tomará tiempo”, añadió, y precisó que Estados Unidos decidió intervenir porque el avance del EI fue “más rápido” de lo esperado por los servicios de inteligencia.A su vez, el presidente dijo que Francia y Gran Bretaña acordaron sumarse a los esfuerzos humanitarios de Estados Unidos para ayudar a las decenas de miles de civiles desplazadas en el Monte Sinjar.El presidente François Hollande y el primer ministro David Cameron “expresaron un fuerte apoyo a nuestras acciones y están de acuerdo en apoyarnos en la asistencia humanitaria que ofrecemos a los iraquíes que más sufren”, dijo Obama.El mandatario estadounidense justificó la intervención de Estados Unidos ante lo que consideró un riesgo de genocidio contra los yazidíes, una minoría kurdohablante que huyó de sus hogares cuando el EI arrebató a las fuerzas kurdas el control de la ciudad iraquí de Sinjar.Sin embargo, más temprano este sábado Obama aseguró que no permitirá “que Estados Unidos se involucre de nuevo con una guerra en Irak” y que no es cuestión de “enviar tropas estadounidenses (…) a Irak porque no hay una solución militar norteamericana para la crisis allá”.Esta la primera vez que Estados Unidos se involucra en Irak desde que retiró sus tropas en 2011.Obama insistió en que lo más importante en este momento es la formación de un gobierno de unidad en Irak, porque “en ausencia de un gobierno iraquí, es muy difícil lograr un esfuerzo unificado” contra los yihadistas.Al subrayar que las profundas divisiones étnicas y religiosas en Irak afectan los esfuerzos para combatir al EI, Obama dijo que sería más fácil movilizar a los iraquíes y obtener apoyo internacional una vez que esté en marcha un gobierno inclusivo.“En última instancia, sólo los iraquíes pueden asegurar la seguridad y estabilidad de Irak, y Estados Unidos no puede hacerlo por ellos, pero podemos y seremos socios en ese esfuerzo”, dijo el presidente.“Continuaremos brindando asistencia militar y asesoramiento al gobierno iraquí y las fuerzas kurdas mientras batallan contra estos terroristas” para que no puedan establecer un refugio permanente, agregó.Las fuerzas federales iraquíes y kurdas se preparaban ayer para recuperar el terreno perdido en el norte de Irak tras los bombardeos estadounidenses contra posiciones yihadistasTras un día de ataques aéreos estadounidenses contra los yihadistas del grupo Estado Islámico, un alto oficial en el Kurdistán iraquí dijo que había llegado el momento de contraatacar.“Tras los ataques de Estados Unidos, los (combatientes kurdos) peshmerga primero se reagruparán, luego se desplegarán en áreas de las que se habían retirado, y por último ayudarán a los desplazados a volver a sus hogares”, dijo Fuad Husein a los periodistas el viernes en Erbil, la capital kurda.El ministro iraquí de Relaciones Exteriores, el kurdo Hoshyar Zebari, consideró que el hecho de no haber armado a los peshmerga fue un error.Según Zebari, los ataques aéreos estadounidenses detuvieron el deterioro de la situación sobre el terreno y permitieron a las autoridades federales y kurdas unirse para derrotar a los yihadistas del EI.





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