KIEV, Ucrania (AFP-NA). La Unión Europea (UE) resolvió ayer castigar a la economía rusa para que Vladimir Putin cese su respaldo a los separatistas de Ucrania, donde continuaba la ofensiva de las tropas leales a Kiev con bombardeos que dejaron al menos 22 muertos civiles.Los 28 países miembros decidieron por primera vez adoptar medidas económicas y restricciones comerciales contra Rusia, cuando hasta ahora se limitaban a congelar los haberes y prohibir de visados a responsables políticos y de seguridad rusos o ucranianos.Así, el bloque da un paso mayor ya que apunta a sectores económicos rusos para hacer plegar al presidente ruso.Las medidas consisten en una restricción al acceso de los bancos públicos rusos al mercado de capitales europeo, una veda, no retroactiva, a la venta de armamento a Rusia, la restricción de la exportación de tecnología con doble uso (civil y militar) y aquella destinada a la explotación de los hidrocarburos no convencionales.El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, anunció al mismo tiempo que Estados Unidos preparaba nuevas sanciones contra Rusia. Washington ya impuso sanciones económicas a Rusia vedando el acceso a su mercado de capitales a empresas rusas.La UE dio este nuevo paso para castigar a Moscú, giro que adoptaron tras el derribo del avión de Malaysia Airlines en el este de Ucrania, a conciencia del costo que tendrá para la propia economía del bloque, en el que varios países tienen estrechos vínculos comerciales con Rusia. El comercio bilateral representó en 2013 336.000 millones de euros, con una balanza favorable a Moscú a altura de 87.000 millones.“Los dirigentes europeos son conscientes de los riesgos de represalias por parte de Rusia, pero ya tomaron sus decisiones después de una acción imperdonable y de la manera en que el presidente Putin manejó la situación”, dijo una fuente diplomática, al referirse al derribo del avión.Incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI), que la semana pasada revisó a la baja sus previsiones de crecimiento para 2014 de 3,7% a 3,4%, en parte debido a la crisis en Ucrania, advirtió que las sanciones podrían tener repercusiones en los países de la región que tienen vínculos comerciales “muy activos y muy directos” con Rusia.En el terreno, las tropas leales a Kiev intensificaron su ofensiva los últimos días y reivindicaron ayer la toma del pueblo de Stepanivka, a unos 80 kilómetros al este de Donetsk. Esta zona, situada entre la frontera rusa y el lugar donde cayeron los restos del Boeing malasio, es escenario de violentos combates.La intensidad de los enfrentamientos bloqueó por tercer día seguido el acceso de los investigadores internacionales al lugar donde el 17 de julio cayó al aparato con 298 pasajeros a bordo, derribado por un misil.El Gobierno holandés instó al presidente ucraniano, Petro Poroshenko, a detener los combates cerca de ese emplazamiento. Según Rusia, la ofensiva es violatoria de la resolución votada por la ONU después del drama.En Gorlivka, bastión separatista a unos 45 kilómetros al norte de Donetsk, al menos 22 civiles, entre ellos tres niños, murieron en las últimas horas por disparos de artillería, indicó la administración regional en un comunicado, precisando que el ataque dejó también 43 heridos.La ONU criticó el uso de armas pesadas por parte de ambos bandos, en los tres meses de un conflicto que dejó ya más de 1.100 muertos en esta exrepública soviética.Fuertes explosiones se oyeron además durante la madrugada y cerca del mediodía de ayer en Donetsk. En Lugansk, otro bastión separatista, las autoridades informaron de la muerte de cinco civiles.Los insurgentes reconocieron el lunes haber perdido el control de parte de las zonas de Snijné, Shajtarsk y Torez, situadas al este de Donestsk, a menos de 30 kilómetros del lugar de la catástrofe aérea.El Estado Mayor del ejército ucraniano indicó que contingentes de “separatistas locales con sus familias” se preparaban a evacuar el territorio ucraniano, pero que “en las ciudades liberadas sigue habiendo muchos combatientes (separatistas) con importantes reservas de armas”.El Gobierno ucraniano y los países occidentales acusan a los separatistas de haber ocasionado el drama y a Rusia de armar a la rebelión.





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