POSADAS. Una empleada del motel donde se iniciaron los incidentes entre la Policía y Carlos Raúl Guirula, el albañil de 33 años que llegó muerto a la comisaría Decimotercera en la madrugada del 19 de julio, afirmó anoche ante la Justicia que vio a la víctima “quietita y rodeada de policías” dentro del predio del citado albergue transitorio, revelaron fuentes del caso. No obstante, la testigo no vio o no recuerda si el hombre ya estaba esposado en esos momentos, agregó un portavoz judicial. De esta manera, se ratifican los dichos de algunos de los detenidos que indicaban que el desorden por el cual terminó demorado Guirula se inició dentro del motel, ubicado en la esquina de las avenidas Santa Catalina y Andresito, a cuatro cuadras de la terminal de ómnibus capitalina, aunque hasta ahora no quedaba claro dónde y en qué circunstancias lo esposaron y si fue en ese estado de indefensión que recibió la feroz golpiza que terminó con su vida. Es que, en indagatoria, los uniformados detenidos y pertenecientes al Comando Radioeléctrico Uno dijeron que cuando ellos llegaron, Guirula ya estaba esposado, al contrario de lo que manifestaron los efectivos de la Decimotercera.Si bien existen indicios de que la víctima fue salvajemente golpeada fuera del lugar, en la vereda y cuando intentaban subirlo a la camioneta, restan otros elementos de prueba para corroborar esa versión. Pueden ser testimonios e incluso imágenes de una videocámara del lugar que podrían develar qué sucedió en los segundos previos. Dos excarceladosDurante la jornada de ayer hubo otras interesantes novedades en la causa: dos de los once policías detenidos por la muerte de Guirula fueron liberados -supeditados a la causa y bajo caución- tras ser indagados por el titular del Juzgado de Instrucción 1 de Posadas, el magistrado Marcelo Cardozo, quien sigue la causa.Los dos efectivos que recuperaron su libertad estaban de turno en la guardia de la seccional Decimotercera aquella fatídica madrugada del pasado sábado 19 de julio, cuando la víctima fue detenida. Ambos continuarán imputados de encubrimiento. Las declaraciones testimoniales que hasta anoche estaba recepcionando el mencionado juez serán claves para seguir armando el rompecabezas. Se encontraban -al cierre de esta edición- otros empleados del motel y una de las trabajadoras sexuales que aquella noche al parecer habrían sido contratadas por la víctima y dos amigos. Una de ellas no aportó datos claves, ya que dijo que se retiró antes de los lamentables episodios. ¿Cadena de encubrimientos? Los dos uniformados liberados ayer no habrían aportado mayores datos que permitan establecer si existió una cadena de encubrimientos entre los efectivos de la comisaría Decimortercera. Es que las sospechas que recaen sobre algunos de los otros nueve integrantes de la fuerza detenidos son que, al llegar a la citada seccional (ubicada en la chacra 241 de esta capital), habrían alterado la escena cuando descubrieron que la víctima había fallecido en el trayecto entre el motel donde lo detuvieron y dicha dependencia.Las contradicciones en la miraAsí las cosas, siguen siendo las contradicciones entre efectivos lo que inquieta y desvela a los investigadores del caso. Algunos declararon que el hombre fue reducido dentro del motel por efectivos de la Decimotercera y otros que recién se logró inmovilizarlo con la presencia del Comando Uno. El procedimiento fatal, como es sabido, comenzó alrededor de las 3 de aquel sábado en el citado predio. Hasta ese lugar llegó Guirula a bordo de un Renault 19 blanco, junto a dos amigos y en compañía de dos mujeres. Hubo un incidente por el pago de una botella de whisky y desde la conserjería del motel llamaron a la Policía. La principal hipótesis indica que en esas circunstancias -cuando era detenido- Guirula recibió la feroz golpiza. Pero para determinar responsabilidades hacen falta mayores detalles y certezas. Hubo un viaje de unas 30 cuadras de distancia entre el motel y la comisaría, con la víctima dentro del móvil policial. Cuando llegaron al playón de la dependencia -alrededor de las 3.20- e intentaron bajar al demorado, los uniformados se dieron cuenta de lo que había sucedido: ya no tenía signos vitales. Cerca de las 4 llegó una ambulancia de la Red de Traslados y confirmó que el demorado estaba muerto.Desde allí hasta la llegada de las autoridades judiciales aparentemente pasó de todo. Las pericias revelaron que el cuerpo fue movido varias veces y que la camioneta fue aparentemente lavada, en un intento por esconder pruebas.Por si fuera poco, en el casillero de la oficial detenida, escondido entre sus prendas de vestir, las autoridades encontraron el teléfono celular de la víctima. Arrastres innecesarios Los investigadores creen que los policías bajaron a Guirula de la camioneta y lo arrastraron hasta cerca del mástil del playón de la comisaría. Recién entonces descubrieron que el hombre no estaba inconsciente, como creían, sino que estaba muerto. Los exámenes de luminol confirmaron las manchas del arrastre, tanto de ida hacia los calabozos como de regreso. Es que todo indica que, al descubrir que estaba muerto, el cuerpo de Guirula fue trasladado nuevamente hacia al lado de la camioneta. Algo considerado totalmente innecesario, salvo que se trate de un intento de modificar la escena. Hoy será el turno de los amigos de la víctimaMás testigos acudirán durante la jornada de hoy a los estrados judiciales en el marco de la causa que investiga la muerte del albañil Carlos Raúl Guirula. De no existir mayores contratiempos, podrían dar su versión de los hecho dos amigos de la víctima, quienes lo acompañaron aquel sábado a la madrugada -junto a dos trabajadoras sexuales- al motel de la intersección de Santa Catalina y Andresito. Los testimonios ante la Justicia podrían aportar elementos de interés para los investigadores. Cabe recordar que estos dos hombres acompañaban al albañil cuando se produjo el incidente por el pago de una bebida -que en total sumaba 104 pesos- y por el cual el conserje del albergue transitorio decidió llamar a la comisaría jurisdiccional, en este caso la Decimotercera.





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