POSADAS. “Parece que se murió de un infarto, lo intentamos bajar del móvil policial, donde estaba esposado, y ya no presentaba signos vitales”. Ése fue el informe preliminar de los efectivos involucrados en el lamentable episodio ocurrido el pasado sábado a la noche, donde perdió la vida el albañil Carlos Guirula, de 33 años. El receptor del mensaje de las “supuestas causas de muerte” fue el juez de instrucción en turno de esta capital, Marcelo Cardozo, quien con buen tino acudió de inmediato al playón de la comisaría Decimotercera y ordenó que personal de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) se hiciera cargo de la investigación del hecho. Y confirmando la teoría de que a veces nada es lo que parece, la autopsia arrojó resultados más que contundentes, que dejaron en claro que la infortunada víctima falleció a raíz de una brutal golpiza. Otra teoría que tuvo “in situ” el citado magistrado fue que la carrocería de la camioneta habría sido lavada.Por ello, fue más que acertada la determinación de Cardozo de disponer la detención de los nueve policías, incluidos los que estaban en la guardia. Tampoco permitió que interviniera el médico policial. Convocó al forense de Tribunales Carlos Sebastián Wolheim, quien solicitó la realización de la correspondiente autopsia. Todo esto para impedir que integrantes de una fuerza de seguridad investigaran a sus mismos compañeros.El caso WasylukResulta casi imposible no trazar un paralelo o no hacer referencia a un caso que guarda similares características al que es investigado desde el sábado a la madrugada en Posadas y que se registró hace más de tres años. Se trata de Hugo Wasyluk (38), quien fue alojado en la comisaría seccional Primera de Oberá el 25 de abril de 2011 a la noche, luego de ser detenido en Villa Bonita. A la 0.20 del miércoles 27 de ese mismo mes, fue hallado muerto en el calabozo número 2 de esa comisaría, sentado sobre el inodoro. La causa de la muerte de Hugo, según determinó la autopsia, fue “un shock hipovolémico y asfixia por aspiración de líquido intestinal”. El cadáver presentaba “múltiples lesiones traumáticas a nivel torácico de tipo compresivas, producidas con gran peso”, de acuerdo a lo que concluyeron los forenses. “Tenía un gran hematoma retroperitoneal que se produce por traumatismos o hiperflexión del tronco que provocó el desgarro de vasos arteriales que irrigan el intestino, lo que ocasionó el shock por la continuas pérdidas de sangre y la parálisis de los intestinos y abundante líquido intestinal, que es lo que provocó la aspiración que lleva a la asfixia y a la muerte”, determinaron los médicos forenses. Trece policías fueron imputados por el hecho, sobre tres de los cuales pesaba la acusación de “tortura seguida de muerte”. Estos tres aguardaban por el juicio oral y público tras las rejas, pero la Justicia resolvió que sean liberados y que aguarden en libertad el debate. Escena modificada y evidencias ocultasComo PRIMERA EDICIÓN informó ayer, a última hora del sábado se llevaron adelante pericias clave en la comisaría seccional Decimotercera, que llevan a pensar a los investigadores que los uniformados modificaron la escena e intentaron ocultar pruebas del caso.Fue el magistrado Marcelo Cardozo, al frente del Juzgado de Instrucción 1 de Posadas, quien ordenó que la investigación sea realizada de manera exclusiva por la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) del Poder Judicial, para garantizar así transparencia en el proceso.Los efectivos trabajaron desde las 18.30 hasta las 23.30 del sábado en el playón de la Decimotercera, donde requisaron cada rincón. Fue en medio de ese procedimiento que dieron con el celular de Guirula, oculto entre las prendas de vestir de la oficial detenida, en su armario.Pero además, las pruebas de luminol detectaron importantes rastros de sangre tanto en la caja de la camioneta de la comisaría como en el playón, que no se veían a simple vista. Por eso es que los investigadores creen que el rodado pudo ser lavado para borrar evidencia, ya que los rastros de sangre indicarían que los policías primero bajaron a la víctima, la alejaron de ese sector y luego volvieron a acercarla y dejarla donde el juez la encontró.Finalmente, pese a que literalmente “se dio vuelta” la comisaría, los peritos no pudieron dar con la billetera de Guirula, que continuaban buscando ayer por la tarde y que podría aportar pistas a los fines de conocer más detalles del caso. Indagatoria a los involucradosLos nueve uniformados vinculados al hecho permanecen detenidos e incomunicados en distintas dependencias policiales de la capital provincial.Según pudo saber este diario mediante sus fuentes, serían indagados en el transcurso de esta semana, aunque no hoy, como indicaban las primeras informaciones.Fuera de la mirada judicial, pero afectados en lo administrativo, resultaron el jefe de la UR-I; el subjefe del Comando Radioeléctrico de la UR-I, en ese momento a cargo; un jefe de sección de esa dependencia; y el subjefe de la comisaría Decimotercera, que también estaba en ese momento a cargo de la dependencia debido a una licencia del titular.





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