POSADAS. La autopsia estableció que Carlos Raúl Guirula (33) murió de una hemorragia pulmonar, como informaron ayer las fuentes. Sin embargo, en las últimas horas se conocieron detalles atroces del crimen, como que aquella lesión fatal fue provocada por el aplastamiento del tórax, a su vez producido por “pisotones” de borceguíes cuyas suelas quedaron marcadas en la piel. Y no solamente eso: el cadáver presentó claras muestras de haber recibido puntapiés en el cráneo, entre otras partes del cuerpo.Así de salvaje fue el final para el albañil en la madrugada del último sábado, según pudo saber PRIMERA EDICIÓN. Tras provocar desórdenes en un motel posadeño, Guirula fue demorado y trasladado a la comisaría seccional Decimotercera, adonde llegó sin vida.Por el episodio permanecen detenidos nueve efectivos de la Policía de Misiones, seis del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional I y tres de la comisaría antes mencionada. Para los investigadores, los uniformados intentaron modificar la escena y ocultar pistas clave, pero no lo lograron y todo terminó por descubrirse.Con mucha saña El examen forense aportó detalles que se conocieron en las últimas horas y que reflejan la bestialidad con la que fue agredido Guirula, al parecer, por los efectivos.La autopsia reveló que había recibido puntapiés en la cabeza, suficientes para acabar con la vida de un hombre. Sin embargo, no fue eso lo que le provocó la muerte, sino la explosión de un pulmón. Y el informe es estremecedor: la víctima terminó con hundimiento de tórax provocado por patadas y “pisotones” que ejercieron una presión inhumana sobre su cuerpo. Tamaña fue la agresión que las suelas de los borceguíes quedaron marcadas en la piel del hombre. Una actitud totalmente injustificable.Justamente por eso es que las autoridades ordenaron la incautación de los uniformes completos de los nueve policías investigados por el hecho. El objetivo es contrastar esas huellas con los calzados secuestrados y también analizar las prendas de vestir en busca de restos de sangre de Guirula. La Justicia quiere saber quiénes lo golpearon para establecer el grado de participación de cada uno de ellos en el episodio que conmueve a la sociedad misionera.Detención y muerteTodo comenzó alrededor de las 3.30 del último sábado en un motel de avenida Andresito y Santa Catalina, a unas cuatro cuadras de la Terminal de Ómnibus de la capital provincial.Hasta ese lugar llegó Guirula a bordo de un Renault 19 blanco, junto a dos amigos y en compañía de dos mujeres. Al parecer, la víctima ocupó una habitación junto a una de las acompañantes y sus amigos, otra con la segunda dama.Minutos después, cuando todo había terminado y los clientes se disponían a salir, se inició una discusión entre el albañil y el encargado del lugar. Al parecer, el hombre se resistía a pagar una deuda de 104 pesos por la consumición de una botella de whisky.El pleito se tornó álgido y el empleado decidió llamar a la Policía. Primero llegó una camioneta de la Decimotercera con una oficial de servicio y dos uniformados.Al notar la presencia policial, Guirula -de casi 1,90 metro de altura- aparentemente decidió atrincherarse en el vehículo, por lo que los funcionarios solicitaron refuerzos.Pocos minutos después arribaron a la escena tres patrulleros del Comando Radioeléctrico de la UR-I, quienes mediante el uso de la fuerza lograron reducir al hombre y lo subieron a la caja de la camioneta de la comisaría.Lo que sucedió en ese viaje de unas 30 cuadras de distancia entre el motel y la comisaría es lo que busca establecer la Justicia. Hasta el momento, la principal hipótesis indica que los policías abusaron de la fuerza y golpearon salvajemente a Guirula.Cuando llegaron al playón de la dependencia e intentaron bajar al demorado, los uniformados se dieron cuenta de lo que había sucedido: la víctima ya no tenía signos vitales. Cerca de las cuatro llegó una ambulancia de la Red de Traslados y confirmó que el demorado estaba muerto.Desde allí hasta la llegada de las autoridades judiciales aparentemente pasó de todo. Es que como PRIMERA EDICIÓN informó ayer, el examen de luminol halló restos de sangre en la camioneta, que aparentemente fue lavada a los fines de ocultar evidencia.Y eso no es todo. Minutos antes, en medio de una detallada requisa, las autoridades dieron con el teléfono de la víctima: estaba escondido en el casillero de la oficial detenida, dentro de una media, junto a otras prendas de vestir limpias. Dolor en el último adiósEn medio de un profundo dolor, familiares y amigos de Guirula despidieron al hombre ayer por la mañana en el cementerio municipal “La Piedad”.Desde temprano en la tarde sabatina, fue una muchedumbre la que se acercó hasta la casa de sepelios emplazada sobre calle San Martín al 1.300, en pleno centro de la capital provincial, para el último adiós al hombre domiciliado en el sur de la capital provincial.Después de una madrugada en la que no faltaron escenas de extrema angustia, alrededor de las 8.30 de ayer se inició la caravana fúnebre con destino a la chacra 60 de Posadas, donde Guirula finalmente fue sepultado.





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