POSADAS. En agosto próximo comenzará a funcionar una guardería para niños y niñas de entre 45 días y tres años. Tendrá sede en la casona donde hasta junio funcionó el hogar Papa Francisco, que albergaba a madres y niños víctimas de violencia familiar. En su nueva función, recibirá a 30 niños de entre 45 días y tres años de familias vulnerables. La iniciativa es desarrollada por la Fundación Tupá Rendá y apunta a refuncionalizar el espacio que hace siete meses se había habilitado para albergar a madres e hijos víctimas de violencia familiar. Hace un mes, la fundación decidió que este espacio deje de funcionar con ese fin, ya que no se logró consensuar estrategias de trabajo con la Línea 137, que era el ámbito que más requería espacio para refugiar a las familias víctimas de violencia (ver aparte).Para dignificar “Nuestro objetivo es atender a una demanda muy importante de muchas madres de niños que necesitan trabajar en casas de familia y no pueden hacerlo porque no tienen con quién dejar a sus chiquitos”, explicó Rogelio Peralta, integrante de Tupá Rendá y coordinador de los hogares de adultos y de niños que esta institución fundó en 2011.“Son familias vulnerables que muchas veces tienen como único sustento la Asignación Universal (por Hijo, AUH) y queremos promover que puedan dignificarse a través del trabajo, darles esa posibilidad de trabajar en lo que ellas puedan, en casas de familia o con algún emprendimiento”, agregó.Las madres interesadas en llevar a sus hijos pueden ir de 15 a 18 a la sede del hogar ubicado en Pedernera y Nicomedes Castro, en Villa Sarita, a una cuadra de la avenida Roca y a tres de la Roque Pérez. “La maestra jardinera les realizará una entrevista y luego una trabajadora social visitará su casa para conocer a las familias”, explicó Peralta. Además de maestra jardinera, también contarán con una maestra auxiliar. Cabe señalar que en estas gestiones, Tupá Rendá cuenta con el apoyo de la Municipalidad de Posadas, entidad que los respaldó en la apertura de los otros hogares.Una demanda constanteCabe recordar que en Posadas, tal como publicó PRIMERA EDICIÓN en julio de 2013, actualmente son ocho las guarderías denominadas centros “Crecer jugando” que reciben en promedio 80 a 100 niños. Dependen del Ministerio de Desarrollo Social (MDS). También hay una en el barrio Nueva Esperanza A4, en San Isidro y en Fátima a las cuales esta repartición brinda acompañamiento. Pero para poder acceder a una vacante en estos lugares, las familias deben anotar a sus hijos en octubre y las listas de espera son muy largas. Según una investigación realizada por la socióloga Eleonor Faur en Posadas, “la falta de vacantes en los maternales públicos y en las salas de 2, 3 y 4 años incide directamente en el desempeño laboral de las mujeres pobres”.Efectivamente, la imposibilidad de contar con espacios públicos donde dejar a sus hijos mientras trabajan o estudian hace que muchas madres vean truncadas sus posibilidades de realización personal. “No logramos consenso con la Línea 137”El párroco Alberto Barros, impulsor de la Fundación Tupá Rendá, se refirió a los motivos por los cuales decidieron refuncionalizar la casa Papa Francisco y no continuar con el refugio a víctimas de violencia. En diálogo con Radio República señaló que “con todo respeto y cariño lo digo, pero entendimos que la forma de trabajar de algunas personas de la Línea (137) tenía mucho de teórico y a veces les costaba entender la realidad de lo que significaba gente alojada en una casa 24 horas durante varios días y sin poder salir ni a la vereda por cuestiones de seguridad”.“Esta casa estaba en condiciones como para recibir a lo sumo tres familias, es decir, tres madres con sus hijos. Es decir, que claramente no se podía solamente pensar en la cantidad de camas disponibles, porque había que atender una cuestión de convivencia, que a veces no era fácil, porque las familias pasaban muchos días”, lamentó.Barros también indicó que “en los siete meses que funcionó la casa, la responsable de la Línea -Rosana Franco- nunca fue a hablar con quienes estaban alojados allí, pero sí fue dos veces cuando vino visita de Buenos Aires, de la línea nacional, para sacar la foto y que después apareciera la foto en la página nacional de la Línea 137, como si esta casa fuera un logro del Ministerio de Gobierno de la Provincia. Esas cositas un poco no nos gustaron”.¿Y el día después?Barros dijo: “No me considero dueño de la verdad pero sí considero que con esas personas -las víctimas- habría que agotar primero la instancia de ver que puedan estar en casas de familiares antes de terminar en un hogar, en el que a veces se quedaban mucho más tiempo porque en realidad no tenían adónde ir”. A la hora de dejar el hogar, dijo que “tampoco alcanzaba con una resolución judicial de restricción del hogar (para que el marido golpeador no se acercara a la casa), sino que había que plantear el día después”.“Yo le decía a la gente de la Línea que no alcanza con que estén alojados dos o tres semanas y se vayan con un papel que diga que fulano no se puede acercar a la casa. Salían esas mujeres, todas de barrios marginales, y se encontraban solas en el mundo, sin saber de qué iban a trabajar, dónde iban a vivir con sus hijos. A la hora de solucionar esa problemática social, eso no estaba pensado”, agregó el párroco.Señaló que “el planteo de la Línea, que yo lo entiendo, decía que ‘lo nuestro es la emergencia’, pero la emergencia no se puede pensar sin el día después. Hay que consensuar con Desarrollo Social, conseguir una casita, un trabajo, esos temas estaban todos en el aire y desde la parroquia y la fundación tratábamos de buscarles trabajitos para que puedan sostenerse, trabajar en casas de familia. Porque eso no estaba contemplado”.





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