PUERTO IGUAZÚ. Un verdadero rompecabezas es el que intentan develar por estas horas las autoridades policiales en esta ciudad, después del hallazgo de un cadáver con signos de violencia y semidesnudo en las 600 Hectáreas. Familiares de una mujer paraguaya desaparecida aseguran que el cuerpo es de ella y apuntan a un comerciante como el autor del presunto hecho de sangre.Como PRIMERA EDICIÓN informó ayer, los restos de una mujer fueron hallados en un trillo de dicho lugar, a unos dos kilómetros del centro de la ciudad, el domingo alrededor de las 18.30. El cadáver estaba semidesnudo y, en principio, tenía signos de golpes y hasta una fractura en el rostro. Fue enviado a Posadas para la autopsia, pero hasta anoche no había resultados del informe forense.Hasta allí, lo que había trascendido a los medios hasta ayer. Porque en las últimas horas se conoció el grueso de una historia que cuenta con varias versiones y que por el momento los investigadores manejan con mucha cautela.Acusaciones cruzadasLa denuncia por desaparición de persona en busca de Leopoldina Rojas de Ferreyra (50) fue radicada por una de las hijas de la mujer, oriunda de Presidente Franco, cerca de Ciudad del Este, de oficio “pasera” o “cupera”, como se conoce a esta labor en la zona.Según la familia, el martes 8 de julio Leopoldina llegó junto a un sobrino desde su país hasta la “feirinha” de Iguazú, un paseo emplazado sobre la avenida Brasil, entre Bertoni y Félix de Azara, donde se venden embutidos y otro tipos de alimentos.Al parecer, la mujer debía dialogar con un comerciante de 45 años que tiene su local allí. No trascendieron los pormenores del porqué de ese encuentro.Siempre según el relato de sus allegados, Leopoldina le dijo a su sobrino que regresaría en 15 minutos. Sin embargo, jamás volvió. Ante esa situación, sus familiares viajaron desde Paraguay hacia Iguazú y radicaron la correspondiente denuncia en sede policial.Fue en los días siguientes que Ángel, uno de los hermanos de la mujer, fue detenido por la Policía junto a otro de sus familiares. “Me agarraron del cuello y no me dejaron hablar. Nos tiraron esposados a una camioneta y después nos desnudaron. No nos dijeron por qué nos detenían. Hasta nos amenazaron con hacernos pasar ‘al otro lado’”, relató el hombre en diálogo con este diario sobre el accionar policial. Aseguró que “muchas cosas extrañas están pasando; no podemos reclamar porque no sabemos si es así el procedimiento acá”.Sin embargo, esa versión choca directamente con las explicaciones obtenidas por parte de fuentes policiales. Es que desde la fuerza se aseguró que Ángel y su allegado fueron detenidos a raíz de una denuncia del propio comerciante, quien los señaló como quienes habían llegado hasta su vivienda para intimidarlo por la desaparición de Leopoldina. Ante las sospechas de los familiares, efectivos de la Unidad Regional V, por orden de la Justicia, procedieron a la detención del comerciante y de su pareja, una joven de 18 años. Entre el jueves y el viernes de la semana pasada se realizaron dos allanamientos en viviendas del negociante y hasta se realizaron pruebas de parafina en busca de rastros de sangre, pero no hubo resultados positivos. Así las cosas, unas 24 horas después, el comerciante y su mujer recuperaron la libertad.La desesperación de la familia de Leopoldina se transformó en angustia el último domingo, cuando se descubrió el cadáver de una mujer en un trillo de las 600 Hectáreas. Como el cuerpo fue enviado a Posadas para su autopsia, las autoridades accedieron a mostrarles un par de medias y alhajas que tenía el cuerpo a los familiares de la mujer paraguaya. Entonces, la hija estalló en llanto y aseguró que esos objetos eran de su madre.Si bien resta aún la confirmación oficial, todo indicaría entonces que el cuerpo es el de Rojas de Ferreyra, al menos para sus familiares. Lo que hasta anoche tampoco se sabía era el resultado de la autopsia, que determinará si se trató o no de un homicidio, como creen los investigadores del caso. Hasta que eso no suceda, la causa permanecerá sumergida en un misterio que todavía resulta demasiado complejo, con muchas dudas y pocas o casi ninguna certeza.





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