SAN IGNACIO. Los vecinos de esta localidad están indignados porque el intendente, Esteban Romero, autorizó la apertura y funcionamiento de un boliche bailable que no reúne las condiciones necesarias para ser habilitado en una zona residencial. Uno de los aspectos más cuestionados por los vecinos apunta a que las paredes fueron levantadas sin material antisonido, lo que a futuro traerá múltiples complicaciones. La indignación lleva su tiempo. Cuando los vecinos se enteraron de que el boliche estaba en los planes de la ciudad, comenzaron a presentar papeles y a pedir reuniones con los encargados de tomar la decisión. Uno de los argumentos que esbozaron fue el plan de Ordenamiento Urbano Municipal, una ordenanza con fecha diciembre de 2010, que fuera promocionado por la Secretaría de Turismo de la Nación, en el que se trabajó durante mucho tiempo tras un cuidadoso estudio y con el amplio consenso y trabajo de comerciantes, emprendedores turísticos, concejales, el entonces intendente municipal, integrantes de Fuerzas Vivas, representantes de la Secretaría de Turismo de la Nación y la provincia de Misiones. El plan tenía como objetivo evitar la dispersión de la población y ordenar el crecimiento urbano. La ordenanza fue realizada por el exconcejal Roberto Galeano, justamente uno de los vecinos más afectados por la ubicación del boliche, en la calle Lavalle, contiguo a su domicilio. Sorprendentemente, cuatro días antes de la inauguración del salón bailable, la Ordenanza, la mayor carta de defensa que tenían los vecinos del barrio donde se instaló el boliche, fue derogada por el Intendente, al parecer conjuntamente con el presidente del Concejo Deliberante, Javier Peralta. Los funcionarios fundamentaron su decisión en que dicha ordenanza nunca se ejecutó y aseguraron que “no sirve para nada”. “Parece que tiene una memoria muy frágil el concejal, porque se olvida que participó en varias reuniones que se llevaron a cabo para la realización del plan, aportando ideas y sugerencias, donde se expusieron las problemáticas y dificultades que presentaba el municipio de San Ignacio en cuanto a su ordenamiento urbano, y que este enorme trabajo que se realizó dio pie a que se sancione la ordenanza en cuestión”, le contó a PRIMERA EDICIÓN el exconcejal, hoy vecino afectado por esta decisión. El local que hace de boliche “antes era un tinglado con una carpintería, luego entró en una contienda judicial y pasó a remate. Cuando nos enteramos de que lo iban a transformar en un boliche presentamos notas, juntamos firmas y aún así salió”, remarcó Galeano.“No respetan nada, derogaron la ordenanza y lo habilitaron. Nosotros, como ciudadanos, también tenemos derecho al descanso, no podés mirar televisión, no podés hablar, sólo escuchamos involuntariamente la música que ellos ponen. La Municipalidad ya persiguió a los boliches ubicados en la zona céntrica, pero ahora abrió este”, afirmó el vecino, a la vez que agregó “un boliche para estar habilitado tiene que reunir ciertas condiciones. Este es un tinglado que refaccionaron, es imposible que habiliten un local así”. “El primer sábado no dormimos, son ruidos que ni siquiera te dejan dialogar en tu propia casa. Ya hicimos una denuncia en el Juzgado de Paz por ruidos molestos. Es una denuncia contravencional, y somos varios los vecinos que sufrimos esta situación”, indicó Angélica Martínez, otra de las damnificadas.Lo cierto es que la ordenanza fue derogada casualmente cuatro días antes de la habilitación del boliche. “Se inauguró el sábado 5 de julio y la derogaron el miércoles anterior”, remarcó Galeano. Dicha ordenanza establecía zonas residenciales y no residenciales en la ciudad. Una vez derogada la misma, se procedió a facultar al Intendente para que realice otra ordenanza superadora. “En forma irresponsable y sin tener en cuenta el padecimiento de los vecinos, autorizaron el funcionamiento de este salón bailable que no reúne ninguna de las condiciones necesarias para su habilitación. Sorprende la hipocresía con que se tratan ciertos temas y en función de ciertos intereses y conveniencias. Pero yo le entiendo al presidente del Concejo Deliberante, Javier Peralta, porque es funcional y obsecuente a los caprichos de su patrón político, el intendente Romero”, finalizó el exconcejal Galeano.




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