COLONIA PARAÍSO, San Pedro. Colonia Paraíso es un típico paraje misionero que hace más de 40 años nació a la vera de la ruta nacional 14 (está ubicada entre Fracrán y San Pedro) y que, sostenido por la producción de sus habitantes, aumentó considerablemente su extensión, población y actividad comercial durante los últimos años. Así se transformó en uno de los centros urbanos más importantes del municipio sampedrino. Sus pobladores estiman que actualmente son más de 400 familias las que moran allí.Originalmente, 30 años atrás, el servicio de suministro de agua era brindado por una cooperativa pero luego pasó a manos del Instituto Misionero de Agua y Saneamiento (IMAS). El crecimiento poblacional hizo que las pequeñas vertientes, o el antiguo pozo de agua, ya no abastecieran suficientemente a los vecinos. Así, hace más de cuatro años, comenzaron los planteos y reclamos con respecto al suministro de agua potable.Durante la sequía del 2012, el padecimiento de los habitantes de Paraíso fue extremo y no hubo agua en las viviendas ni en los establecimientos escolares, lo que motivó un fuerte reclamo por parte de la población. Así, finalmente, se logró lo que todos consideraban ‘La solución’: un pozo perforado y un tanque de agua para su distribución.Hace aproximadamente un año se dio por finalizada la obra del pozo y tanque. Los vecinos de Paraíso pensaron que esta carencia estaba al fin resuelta, pero desgraciadamente se equivocaron. “Acá sigue siendo un problema el agua, la gente del IMAS dice que el problema es la luz, que no da abasto para la bomba”, expresó Rosa Mieres a PRIMERA EDICIÓN. “Inauguraron el pozo y funcionó sólo un mes, desde enero que no sale una gota, los mejores días llega apenas un hilito. Acá alguien cobró por una obra que no funciona y el Gobierno usó nuestra plata para pagar”, resaltó.Rosa tiene tres hijos en edad escolar y todavía debe ir con su tacho de 20 litros a buscar agua hasta una vertiente, o hasta la casa de un vecino que tiene un pozo artesanal. “Los vecinos nos alegramos cuando conseguimos la construcción del tanque y el pozo pero la situación no ha variado, tenemos que caminar más de 300 metros con los tachos para buscar agua y con tres chicos en la escuela, la necesidad de agua es mucha. Acá todos sufrimos lo mismo: nos falta lo más importante, el agua”, puntualizó.Alicia Vivas vive con su familia a 50 metros del tanque y narró su experiencia. “Nosotros somos de los que menos sufrimos, como estamos cerca y para abajo del tanque, a veces nos llega agua. Igual hace tres días que no llega, lo que nos dicen es que la bomba no sirve y se quema. pero ¡se quema a cada rato! Estamos más tiempo sin agua que con agua”, dijo Alicia. Luego agregó: “Llevo 17 años viniendo acá y hace un año pensamos que por fin íbamos a tener, pero fue sólo una ilusión. El tanque es sólo un adorno porque nuestra situación no cambió, seguimos juntando agua de lluvia o con los tachos”.Érica Da Rosa vive hace años en Paraíso y también se ilusionó con la llegada de la obra. Lamentablemente, desesperada por la falta de agua, ella y su familia están pensando en irse porque, como expresó, “Sin agua no se puede vivir”.“Nosotros con ese tanque esperábamos la solución, pero nada”, afirmó Rosa. Inmediatamente dijo que “a veces, cada dos semanas, viene un poquito de agua, pero apenitas un poco. Desde que vivo acá siempre tuvimos problemas de agua, la gente del IMAS nos dice que el problema es de la luz que es flaca y los de la luz nos dicen que la bomba no sirve, lo cierto es que así no podemos vivir”.





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