OBERÁ. A más de un año del robo de una motocicleta, que involucró a tres alumnos de la Epet 3 de esta ciudad, el director del establecimiento, Jorge Romero, comentó a PRIMERA EDICIÓN su malestar por la decisión de la Supervisión de Escuelas Técnicas que resolvió reincorporar a los estudiantes, a pesar de que se les había sancionado con una expulsión transitoria sin pase a otra institución. Está decisión también trajo otros problemas dentro de la institución, pues los demás alumnos, en un acto de rebeldía, cometen todo tipo de faltas al reglamento estudiantil y complican el desarrollo normal de las clases en la Epet. Por esta situación y en busca de una solución definitiva y de fondo, los docentes y directivos convocaron a una reunión de padres para hoy a la tarde, donde la intención es debatir soluciones a la conflictiva situación entre los actores escolares. En los últimos días, se conoció que los estudiantes de la Epet comenzaron a infringir varias de las normas de convivencia en la escuela, como ser la de no asistir con el uniforme correspondiente e incluso responder de mala manera a los profesores, “llevándolos al límite de sanciones”, ratificó el director, quien cuestionó la sanción de la Supervisión y también la demora del Consejo General de Educación (CGE) en tomar una resolución con respecto a los alumnos. “Las instituciones tienen que educar y dentro de ese concepto, está el cumplimiento de las normas, sino esto es un despelote (sic). Es intolerable saber que alguien piense (por las autoridades educativas) que no podemos tomar las medidas que consideramos justas para el normal dictado de clases. Sino, ante cualquier problema, el que deberá responder será el CGE, porque nosotros no tenemos atribuciones”, comentó Romero, dejando bien en claro su malestar con respecto a las decisiones contrarias a lo que resolvieron entre el Consejo de profesores del curso (incluye a quinto y sexto) y el Consejo Asesor escolar (jefes de departamentos y cuerpo directivo). “Durante una semana analizamos la cuestión, fue una tarea muy complicada porque escuchamos a todas las personas involucradas. Además cada cuerpo tenía una postura sobre la gravedad del hecho, un solo docente pidió que se les castigara con tareas comunitarias, otro grupo propuso la expulsión definitiva, mientras que la tercera opinión fue que se los expulse de manera transitoria, es decir por este año, sin pase a otro colegio, pero con la posibilidad de volver en el 2015. Esta idea fue la que prevaleció sobre las otras, pero la Supervisión ordenó mediante una disposición la medida del Consejo, ya que consideraron favorable un recurso de revocación hacia los directivos, presentado por uno de los alumnos afectados. Todo esto fue antes de llevar, personalmente, toda la documentación al Consejo de Educación. “Fue un delito”La indignación del director Romero incrementó, cuando se enteró que “ahora somos los malos”. “El delito, porque eso fue un delito, no fue una broma ni una falta sin intención, porque eso quisieron hacer creer en la sociedad, fue un hecho suficientemente grave para separarlos (a los alumnos) de la escuela al menos por este año. Pero, resulta que ahora somos los malos, sin embargo el órgano regulador no nos dice si actuamos bien o mal. Porque, si lo hicimos bien, no hay motivos para que nos hagan quedar como irresponsables, el CGE se está tomando demasiado tiempo para resolver está situación”, aseveró el docente. Romero concluyó: “nosotros hicimos uso de nuestras facultades dentro del reglamento escolar para sancionar los alumnos involucrados. Y estas sanciones alcanzan distintos grados de acuerdo a las faltas”. A las 19, comenzará la reunión de padres y es abierta a toda la comunidad educativa.





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