POSADAS. Las “viudas negras” volvieron al ataque. Esta vez fue un cuidador el que resultó víctima del singular delito, después de compartir una breve ronda de mates. Cuando despertó, descubrió que le habían desvalijado la casa y se habían llevado hasta las sábanas.En total, se llevaron 13 mil pesos, varias herramientas y el mismo juego de mate que habían compartido víctima y victimario, según pudo saber PRIMERA EDICIÓN en base a fuentes de la investigación.Hasta anoche, efectivos de la comisaría seccional Decimotercera y de la Dirección de Investigaciones trabajaban a la par en busca de la mujer que, según le contó a su víctima antes de dormirla, vive en el sur posadeño. Claro que los detectives no descartan que eso pueda ser un engaño y manejan varias hipótesis al respecto.Más “amargos” que de costumbreLa historia comenzó a gestarse el último domingo por la noche, alrededor de las 18.30, en el predio de una empresa de transportes emplazada sobre avenida Las Heras al 6000 de Posadas, a pocos metros de la intersección con avenida Quaranta (exruta nacional 12).Hasta ese lugar llegó una mujer de unos 35 años, rubia, delgada y alta, una estampa difícil de resistir para cualquier hombre. En el engaño también cayó el cuidador del predio, de 74 años, quien vive en una pequeña casa construida en el sector del fondo.“Vengo a buscar trabajo”, le dijo la recién venida al sereno. Se ofreció para planchar, lavar ropa o cocinar. El hombre no anduvo con vueltas y le dijo que no necesitaba de esos servicios, pero la convidó con algunos mates.El encuentro no duró más de 15 minutos. En ese lapso, la víctima mantuvo una conversación con la mujer, quien le dijo que se llamaba Claudia y que vivía hacia el sur de la capital provincial, cerca de la avenida Cocomarola y Salvador Mazza.La dama tomó cuatro o cinco “amargos” y después pidió un baño. El cuidador no notó nada raro, pero por las dudas la invitó a pasar al sanitario del playón de la empresa y no al de la vivienda. No sabía que ya era demasiado tarde: para los investigadores, a esa altura la “viuda negra” ya había hecho de las suyas.Después de saludar, la mujer volvió a la calle. “Me tengo que ir, voy a seguir buscando trabajo”, le dijo y se perdió en la oscuridad de la noche. Luego de realizar alguna de sus actividades, el hombre se acostó en su cama y buscó en la radio el partido de Argentina ante Bosnia por la Copa del Mundo. Se durmió a eso de las 20.30, entre festejos y críticas al equipo.Acostumbrado a despertar todos los días a eso de las 5, sin excepciones, la del lunes no fue una madrugada más. En realidad, ya eran cerca de las 8 y el hombre, aunque quería, no podía abrir los ojos. “Me sentía cansado y no recordaba nada”, alcanzó a contarle a los uniformados. Cuando finalmente pudo despertar, descubrió lo peor: había sido robado.Lo supo al descubrir que el pasador de la puerta había sido forzado. Se habían llevado una amoladora, una soldadora, un espejo, un bolso de viaje, prendas de vestir, dos cajas de herramientas, un teléfono celular, una plancha, una garrafa de diez kilogramos y hasta las sábanas. Le habían vaciado la casa y no le dejaron siquiera el termo, el mate y la bombilla.Sin embargo, el golpe más duro lo tuvo al descubrir que también había desaparecido la caja de zapatos en la que guardaba sus ahorros, arriba de un mueble. En ella estaban sus ahorros, 13 mil pesos que había reunido con esfuerzo.Hecha la denuncia, las autoridades ordenaron un análisis químico para establecer qué droga utilizó la mujer para dormirlo, si es que todo sucedió como lo sostiene la principal hipótesis. Anoche los uniformados iban detrás de la mujer rubia, alta y delgada. Sólo eso recuerda la víctima. El resto desapareció por completo de su memoria.





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