POSADAS. “En octubre haría tres años desde que planté una ramita de la mandioca en el jardín de mi casa. Así fue creciendo, nos daba una sombra excelente pero ya estaba chocando contra el muro, nos estaba complicando, por lo que decidimos quitarla. Allí, después de mucho esfuerzo, nos encontramos con semejante ejemplar de 72 kg. Ahora todos están revolucionados en Apóstoles, algunos se acercan a felicitarnos, otros a preguntarnos más detalles…”, comenzó explicando Ester Leitez, la propietaria de la casa donde creció la enorme planta que no tardó en trascender.La pareja de Ester (46 años), el productor Miguel Ángel Pezuk, fue quien cargó la mandioca en su camioneta, la llevó hasta el local de la metalúrgica Surcan, donde la pesó en la balanza que indicó 72 kg, bajo la atenta mirada de testigos y fotos de por medio, tras lo cual la llevó hasta la Secretaría de la Producción de Apóstoles. “Nuestra intención era que puedan acercar al menos una rama a la Biofábrica para estudiarla, aprovecharla, porque una especie así no se da todos los días. Además lo que hay que resaltar es que creció así en sólo dos años y medio. Vino el secretario, me pasó la mano, pero solamente recibí burlas, me dijeron que cualquier mandioca de diez años puede llegar a pesar lo mismo, no me creyeron del tiempo que tiene”, indicó indignado Pezuk, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.La casa que cobijó a semejante ejemplar está ubicada en el barrio Illia, donde poseen un kiosco, un poli-rubro. Ayer al mediodía, Ester fue sorprendida por el llamado de este medio, cuando preparaba el almuerzo: mandioca hervida con churrasco. “Es parte de la mandioca que sacamos, es de color amarillenta y muy cremosa, exquisita de verdad, una manteca”, indicó Ester.Luego recordó como llegó esa planta a su jardín. “Habíamos comprado la casa y andaba buscando qué plantar, entonces trajimos una ramita de la mandioca para que quede lindo. Después con los meses se convirtió rápidamente en un arbolito, se fue hacia arriba. Ahora, la verdad es que además de que chocaba con el muro me estaba complicando para abrir el portón, se formaba como una montaña de tierra, una tumba, fea, entonces mandamos a podar primero y luego a sacarla”.En el fondo de la casa también hay otras plantas de mandioca, “solemos sacar algunas de tres o cuatro kilos pero nunca como ésta”, comentó. El año pasado una tormenta incluso quebró a la gran planta, pero la misma volvió a crecer.Ester cuenta orgullosa que tiene tres hijos, de los cuales Lucas Martin y Roberto Antonio Chaparro, viven en Buenos Aires, “uno es gendarme y el otro prefecturiano. La ‘nena’ (risas), Cintia Milagros, se está por recibir de enfermera universitaria en la UNaM”.“No miento”Entre charla y charla, Miguel Ángel Pezuk no se aguantó y reconoció que el trato que recibió en la Secretaría de la Producción no fue el esperado. “Me pichó porque quería contactarme con la gente de la Biofábrica. No miento nada, que se tome en serio esto, que podría multiplicarse, aprovecharse, debe ser un ejemplar muy excelente. El mundo está necesitado de alimentos y esta planta de mandioca puede producir muchos alimentos, puede ser mejorada… Hasta las 11.30 de mañana (hoy) dejaré la mandioca ahí en la Secretaría después ya decidimos que la donaremos en su mayor parte a una escuela del barrio Irigoyen, para un locro que van a hacer por el 25 de Mayo y el resto lo voy a dividir entre nuestras amistades”, indicó Pezuk, ante la atenta mirada de Ester, quien ya está buscando una nueva planta para su jardín.





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