OBERÁ. Un peón rural de 54 años fue condenado a 18 de prisión después de que la Justicia lo encontrara culpable de la pesadilla que vivió su hijastra, de la que abusó durante casi dos décadas y con la que tuvo dos hijos, siempre bajo amenazas.Así lo confirmaron las fuentes a PRIMERA EDICIÓN, quienes relataron que la condena fue resuelta por el Tribunal Penal 1 de la Segunda Circunscripción Judicial, con asiento en Oberá, hace unos días.Los hechos ocurrieron en una vivienda del denominado “Kilómetro 28” de Campo Viera, donde el condenado vivía junto a su nueva mujer y los hijos de ella, una de los cuales, la víctima, tenía apenas 9 años cuando comenzó a ser manoseada por el degenerado.Según relató ante el tribunal la muchacha, actualmente de 29 años, las pesadillas se hicieron aún peores una vez que cumplió los 12. Desde ese momento comenzó a ser accedida carnalmente por su padrastro, quien la amenazaba de muerte para que no contara nada. Primeramente era llevada por el sujeto hasta un lugar cercano al domicilio, donde satisfacía sus perversos instintos. Después, aprovechaba la ausencia del resto de los familiares para abusar de ella en la propia vivienda.Como le contó a las autoridades, su vida fue realmente un infierno. Es que recién se animó a romper el silencio en julio de 2012. Ya tenía dos pequeños que habían nacido producto de la relación incestuosa. Habían pasado 18 años de abusos.Una vez que la denuncia fue radicada en la comisaría de Campo Viera, efectivos de esa dependencia y de la Unidad Regional II de la Policía de Misiones montaron un operativo y procedieron a la detención del sospechoso.Enseguida la Justicia inició la investigación y comenzó a recolectar pruebas que comprometieron seriamente al imputado. Hasta que llegaron los exámenes de ADN. El sujeto ya no podía esconder nada.Sin embargo, desde siempre el peón rural se declaró inocente y no quiso llegar a un juicio abreviado. Se sentó entonces en el banquillo de los acusados. Frente a él desfiló la víctima, su madre y sus hermanas, quienes relataron el infierno en el que vivían con detalles. Y sin dudas, la prueba principal estuvo otra vez en los resultados de las muestras genéticas.Por eso es que la fiscal Estela Mary Salguero de Alarcón solicitó al tribunal la pena de 18 años de prisión, mientras que a su turno la defensa del imputado pidió una condena de 3 años por aplicación del abuso consentido por la víctima.Los magistrados Francisco Aguirre, Lilia Avendaño y José Rivero pasaron a un cuarto intermedio y resolvieron condenar al imputado a la pena de 18 años de prisión.El peón rural abandonó la sala de audiencias de avenida 9 de Julio al 700 escoltado por penitenciarios de la Unidad Penal II de Oberá, donde regresó para cumplir lo que le resta de la pena. “Nuestra vida era un infierno”“Nuestra vida era un infierno”. Así de directa fue la declaración de una de las hermanas de la víctima ante el tribunal obereño, quien reconoció que vio cuando el hombre accedía carnalmente a la pequeña en más de una oportunidad.Según contó la joven, esa dantesca imagen le generó un profundo estado depresivo del que recién pudo salir varios años después, mediante asistencia psicológica. La misma situación vivieron el resto de los hermanos.También la madre declaró en el juicio y reconoció que era víctima de agresiones, tanto ella como sus hijos. Incluso aseguró que, en una oportunidad, cuando se enteró que la víctima de los abusos había comenzado a salir con un muchacho de la zona, el ahora condenado montó en cólera y comenzó a golpear a todos. Hasta le provocó lesiones con un cuchillo a uno de los hermanos de la joven que había salido en su defensa.Luego de esa tensa situación la víctima amenazó con abandonar la vivienda, pero entonces el hombre volvió a amenazarla de muerte y le dijo “si te vas, no te vas a llevar ninguno de tus hijos”.Los desgarradores relatos se sucedieron una y otra vez en el transcurso de los últimos días en el tribunal obereño, que resolvió condenar al hombre a 18 años.





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