POSADAS. Sin dudas, las historias breves están en expansión y en la tierra colorada encontraron a un hombre que supo hallar palabras para darles vida y reunirlas en un libro, en un “Final Abierto”, que conjuga “ironía, humor y sobriedad descriptiva” en un conjunto de microficciones que Rogelio Dalmaroni, su autor, presentará mañana, a las 18, en el local de “Tras los Pasos”.“Voy a cumplir 61 y hace unos tres años comencé a escribir; siempre me gustaron los textos cortos, pero había poca disponibilidad, hace cuarenta años atrás existían pero no como ahora, que se rescatan brevedades de (Juan José) Arriola, (Augusto) Moterroso… En latinoamérica hay un auge interesante, más que en Europa, principalmente Argentina, Chile, Perú Colombia y México. Además, el haiku, la poesía japonesa muy breve, de cinco, siete y cinco sílabas me influenció mucho, ese despojo, austeridad del haiku me encanta y si hay algo que caracteriza a mi obra es eso, la austeridad”, explicó el autor.Asimismo, agregó que “en la introducción tengo un texto sobre la simplicidad y la brevedad con ironía, por la importancia que le doy a estas, que no son muy aceptadas, más bien rechazadas en el mundo de la literatura. Me alejo todo lo que puedo de la boluptuosidad, logrando textos muy despojados pero muy intensos a la vez”.Así, las microficciones en una primera parte, que dan paso a breves poemas, “un género prácticamente desconocido pero muy interesante una vez que uno lo descubre, en el que grandes escritores han incursionado”, da vida a esta obra para disfrutar y, por sobre todo, leer una y otra vez, pues siempre quedará algo por descubrir, aunque sólo parezcan pocas palabras.La brevedad, la temática, abarcan los más diversos temas, que van desde la ficción pura, la inclusión de otros discursos (políticos, sociales, etcétera), hasta el uso de la intertextualidad, y la ironía, un recurso que consiste en decir algo, pero en realidad se quiere demostrar lo contrario, caracterizan a los microrrelatos, todos detalles muy presentes en “Final Abierto”, además de su “carácter proteico, que quiere decir cambiante, su irrigación con otros géneros, la fábula, la definición”, comentó Dalmaroni.Raúl Brasca, referente del género en el país, asegura que el escritor de microficción “sólo cuenta con dos materiales para trabajar este género: las palabras y el silencio, y el secreto radica en lograr que ambos sean igualmente significativos”, tal como lo hizo este misionero.Es que su narración es, por sobre todo, breve y precisa y de una gran intensidad expresiva.





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