BUENOS AIRES (NA). El previsible apoyo de los hinchas a la continuidad de Juan Riquelme y los insultos dispensados hacia la persona del presidente, Daniel Angelici, antes, durante y después de la victoria ante Lanús, ratificaron que la dirigencia de Boca Juniors deberá desactivar cuanto antes esa bomba de tiempo que tiene desde hace rato entre sus manos.La trascendental cuestión que los dirigentes deben resolver es si Riquelme sigue o no. Implícitamente, los mismos dejaron en claro en más de una oportunidad que no quieren renovarle el contrato, pero desde hace cuatro años, cuando el jugador firmó el vínculo que caduca el 30 de junio, dejaron en evidencia que no están dispuestos a asumir el costo político de decir “NO”.Pero contra lo que se pudiera pensar, los problemas para Angelici no se terminan con el “SÍ” por la continuidad. A partir de eso deberán resolver otros temas conflictivos.Para imaginar el conflicto que puede acarrear estos dos puntos hay que retrotraerse cuatro años en el tiempo, cuando Angelici, en su condición de tesorero, objetó la extensión del vínculo y el dinero que Riquelme iba a recibir. El final es conocido: Angelici renunció a su cargo y Riquelme logró lo que pretendía, avalado por el entonces presidente Jorge Amor Ameal. “En el último año y medio estuvo y no ganamos nada. El club está por encima de todo, no quiero adelantar nada. Vamos a tener tiempo, todo junio para charlar y vamos a tomar la mejor determinación”, afirmó hace días Angelici.




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