POSADAS. Año a año nacen más y más niños con malformaciones genéticas en el norte de Misiones. La mayor parte de ellos, en zonas donde se cultiva tabaco, dado que se utilizan paquetes de agrotóxicos altamente nocivos. A pesar de que los hechos son evidentes, se sigue poniendo en duda la vinculación de los venenos con las malformaciones y enfermedades.Es por eso que desde la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones, la investigadora Antonia Husulak, propone un proyecto que analizará la concentración de elementos tóxicos presente en la sangre de productores tabacaleros, sus hijos, y también de personas no vinculadas a los cultivos pero que viven en la zona, y por ende, están en contacto con el aire y agua envenenados.El “Equipo por la vida”, como denominaron al plantel que trabajará en el proyecto, está integrado por Husulak, el doctor Gómez de Maio, con extensa trayectoria en el estudio de malformaciones infantiles vinculadas a la contaminación con agrotóxicos, Mercedes Palazo Fabre, médica del municipio de San Pedro que participó como médica sin fronteras en África; y las ingenieras Raquel y Miriam Rybak, doctoradas en Estados Unidos. Asimismo, tendrán colaboración de estudiantes y docentes de la carrera de Trabajo Social de la FHyCS. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN Husulak explicó sobre la iniciativa.¿Cuál es el objetivo del trabajo?Nuestra intención es poner sustento científico, analizando la sangre de las personas, a algo empírico que es una realidad pero no quiere ser aceptada: cientos de niños nacen con malformaciones, hay adultos envenenados, intentos de suicidio, y todo es a causa de los agrotóxicos, pero se sigue dudando de esta relación.Para fines del año que viene esperamos tener los primeros resultados.Este sería uno de los tres ejes de un proyecto más amplio ¿Cuáles son los otros dos?Sí. Otro de los temas urgentes a abordar y que señalaron los colonos en los debates que organizamos en distintas localidades, es resolver efectivamente qué se hace con los tachos (envases) de los agroquímicos que se usan en el tabaco. Según las tabacaleras que son las que le llevan el paquete armado a los productores, y según lo establece la ley de agrotóxicos, son las que tienen que pasar a retirar los tachos por las chacras, pero esto no se hace. Entonces los productores los queman, contaminando todo el aire, los guardan en casillas, los tiran al arroyo, y esto contamina todo.El otro eje, es apuntar a cambiar la matriz productiva, apuntar a la agroecología…Sí, eso es fundamental. Tenemos que cambiar la forma de producir los alimentos, e incentivar a los productores a que puedan dejar el tabaco.Pero seguramente sin ayuda externa es difícil salir del círculo vicioso del tabaco…Siempre tiene que haber un acompañamiento desde afuera, con subsidios pero que sean bien otorgados, en base a las reales necesidades, porque sino no funciona, el chacrero no tiene recursos para poder comprar las semillas y preparar la tierra para sembrar, y luego cuidar. Y sigue atado al tabaco.Muchos conservan una hectárea para poder tener la obra social..Eso es así. Pero es una paradoja, que necesiten sembrar un producto que les enferma, para poder tener la obra social que los respalde cuando requieren atención médica. ¿En cuánto tiempo se podría lograr esta reconversión productiva?Podríamos hablar de diez años. Cómo no vamos a poder, si en diez años Europa y Japón se rearmaron -luego de la 2ª Guerra Mundial. ¿Hay antecedentes de productores que hayan dejado de producir tabaco y logren mantener su familia con otra actividad por ejemplo, produciendo alimentos, vendiendo en la feria franca?Hay varios proyectos piloto. Uno de ellos es el de un productor de apellido Soroka. Ellos sembraban tabaco. Su hija nació con muchos problemas para respirar, la operaron decenas de veces en el (Hospital) Garrahan, tuvieron que transformar la casa en un mini hospital. En un debate hace un tiempo él le dijo a todos los productores que estaban, que hay que cambiar, hay que dejar el tabaco porque enferma. Y hoy viven de producir verduras.Creemos que es posible. Yo tengo muchas esperanzas. Hay que trabajar fuertemente, cada vez se suma más gente de diferentes sectores profesionales, e incluso funcionarios, porque creo que poco a poco se van dando cuenta de que esto es un problema grave.





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