POSADAS. Tal vez se trate de una represalia empresarial por la prórroga de 60 días (hasta junio) dictada para la implementación total del SUBE (con boleto diferenciado para quienes no tengan la tarjeta).Lo cierto es que indigna el trato que reciben las personas que van por su plástico al paseo La Terminal por el destrato y la pérdida de tiempo de gente que, en su mayoría, es trabajadora. Beatriz, mamá de dos niñas estudiantes de primaria, relató ayer a PRIMERA EDICIÓN un ejemplo. Fue el lunes a retirar las tarjetas de sus hijas tramitadas en enero. Para hacerlo, como para registrarse, la exigencia es sacar uno de los 200 números matutinos que se entregan a las siete horas y esperar. Como llegó a las ocho, volvió por la tarde. Desde las 13, otorgan otros 100 números. Le tocó el 3. Contenta esperó, ya que pidió dos veces permiso en su trabajo y pensó resolver el problema ese día. A los pocos minutos, le informaron que estaba caído el sistema. Y media hora después, que se habían agotado las SUBE escolares y universitarias. Preguntó entonces si las tarjetas no estaban impresas ya que las había tramitado hace casi tres meses. La respuesta fue que las imprimen en el momento. Por lo cual no se entiende por qué hacen que la gente pase días después, perdiendo más tiempo aún.Al día siguiente, su esposo amaneció a las 7 en el lugar y consiguió uno de los primeros lugares. Tras una hora y media (no podían conectar las PC) comenzaron a llamar a los presentes preguntando “quién había ido el lunes” cuando se terminaron los plásticos. Cualquiera que levantara la mano, tendría el privilegio de pasar anticipadamente.Al llegar al número 5, el guardia de seguridad informó que -por haberse terminado los plásticos- sólo se entregarían durante la mañana quince tarjetas escolares, lo que generó un revuelo de los restantes que volverían a sus hogares sin la SUBE.Pero problemas y desencuentros ocurren en otras oficinas también.Horacio y Susana (embarazada de seis meses) fueron a la flamante oficina del shopping. Uno con diferencia de media hora del otro. El primero pudo registrarse pero, le advirtieron que deberá retirar la tarjeta en la estación de Transferencia en una semana. A la segunda, tras media hora de espera (sin cumplir la atención prioritaria establecida por ley) le negaron la registración, ya que sólo hacen recargas. Como estos casos, llegan a este diario decenas por día. Personas que con la indignación de un peregrinar innecesario deben resignarse a la mala previsión de la empresa tercerizada.





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