DOS DE MAYO (Enviados especiales). Lentamente las cuatro familias del paraje Milagro, en la Colonia Guiray comenzaron la reconstrucción de sus vidas. El viernes último por la noche, en un abrir y cerrar de ojos, perdieron todas sus pertenencias mediante la acción de un tornado de magnitud F2 que azotó el paraje donde tenían su hogar, los dejaron con lo puesto y un estado se shock del que hasta ahora no se han podido recuperar. Por si fuera poco, las autoridades de Defensa Civil de la provincia ni siquiera se acercaron hasta el lugar, mientras que los intendentes de San Vicente y Dos de Mayo solamente estuvieron la noche del siniestro y después no aparecieron más. Sin embargo trascendió que mañana estarían recibiendo chapas de cinc, provenientes del plan Techo, pero con un detalle: los damnificados se tuvieron que trasladar por sus medios hasta Dos de Mayo para inscribirse en el plan. No se mandó a ninguna trabajadora social para relevar la situación. Marcelo Villalba (19) perdió la casa completa. Vivía con su esposa y dos chicos en la baranda de un galpón de ocho por doce metros. Sus recuerdos de esa noche, viernes a las 20.30, son algo muy fugaz. “Estábamos cenando con el papá de mi señora. No había luz y nos alumbrábamos con la linterna. De golpe sentimos un ruido muy fuerte y todo se destruyó. Por arriba nuestro cayeron algunas tablas, pero la mayor parte de la casa no la encontramos. Fue una cosa horrible que tuvimos que vivir”.Ayer, el joven jefe de familia comenzó junto a sus familiares la reconstrucción de su casa. Juntando los palos y maderas que pudo recuperar trata de levantar una nueva vivienda. “No encontramos casi nada de lo que teníamos. El piso de mi casa no sé dónde está, no lo encontramos, recorrimos hasta en el monte que está a un kilómetro de la casa. Ahora estamos viendo lo que podemos reutilizar para hacer todo devuelta. Mañana nos van a traer unas chapas para el techo. Nada más. Hoy tuvimos que ir a Dos de Mayo a hacer la denuncia para que nos den el techo. Ayer vinieron de la Municipalidad y nos pidieron que hagamos eso. Otra cosa no nos dieron nada”.Hugo Ferreyra de 52 años, quien esa noche estaba de paso con su hija y vivió de cerca el peligro, comentó: “Nosotros volvimos a vivir ese día. Con lo que nos pasó, es un milagro que estemos vivos. Esa noche estábamos cenando y comenzó a soplar fuerte el viento y me dio ganas de decirle a mi yerno para sostener el techo si veíamos que se ponía feo. Como cortó la luz teníamos las linternas en la mano. Apenas nos dimos cuenta había pasado todo. El techo, las paredes y hasta el piso desaparecieron de alrededor nuestro. Tuvimos golpes por todos lados. A mí me pegó un palo en la pierna que casi me rompió”.Gladys Alvarenga (42) estaba con otras seis personas de su familia en la casa de material que fue destruida, dijo “hoy (por ayer) estoy bien, hasta ayer (por el lunes) estaba perdida. No sabía lo que decía. Me ponía a pensar en lo que había pasado el viernes, me descompensaba y me ponía a hablar cosas que yo no quería decir. Ahora me encuentro bien. Mis hijas y mis nietos también estuvimos mal. Pasamos la noche de la tormenta y la del sábado a la intemperie con la ropa mojada. La asistencia que tuvimos fue de parte de la gente que se acercó, unas maestras de Dos de Mayo, pero del municipio vinieron muchas veces y no nos trajeron nada y nos pidieron que hagamos el cambio de domicilio para poder recibir el techo”.





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