POSADAS . “Fue dirigente de Compromiso con las Bases y un incansable militante sindical, pero sobre todas las cosas fue un hombre, una persona, que nos dejó muchísimas enseñanzas y que vamos a recordar siempre”, indicó Mónica Gurina, quien juntó con Miguel Rodríguez visitaron la redacción de PRIMERA EDICIÓN para recordar y homenajear a su colega y amigo, Ricardo Borsini. En tanto, su hija Marisa Borsini, quien también mantuvo una entrevista con este medio, dijo: “El mejor recuerdo que tengo de mi papá es una frase: Marisa recordá que los Borsini somos como un junco que se dobla, pero nunca se rompe”.Un maestro de leyRicardo Borsini tenía 60 años cuando lo encontró la muerte. Su partida golpeó de manera muy dura en todos los corazones de quienes lo conocieron. Era tucumano de nacimiento y misionero por adopción. Llegó a la Tierra Colorada de luna de miel y después de unos meses, junto con su mujer Susana Victoria Balzarini, regresaron y jamás se fueron de Misiones. Tuvo cuatro hijos, Marisa (33 años), Leandro (31), Fernando (30) y Natalia (20) y vivió hasta su último día en la chacra 148 de Villa Cabello, barrio desde donde caminó tantas veces para llegar al centro y así no gastar el poco dinero que tenía para mantener a su familia o “en varias ocasiones para compra alimentos para sus compañeros”, contó Gurina. Justamente, Mónica, su compañera en la lucha docente, afirmó que “desde que lo conocí nos llevamos bien, es obvio que hemos peleado en muchísimas ocasiones, pero el gordo (así lo llamaba de manera cariñosa) era todo en el sindicato. Era el hombre orquesta, hacía de todo, no sé cómo vamos a hacer para reemplazarlo en la función, porque siempre estará en el corazón de cada uno”. A su lado, Rodríguez asintió con la cabeza las palabras de su colega y agregó: “Ricardo era una pata fundamental en la educación misionera. Era un hombre generoso, que nunca quiso algo para él, solamente buscaba que los colegas estuvieran bien, en la parte organizativa siempre aportaba buenas ideas y en la parte humana era un ser excepcional”. “Se fue el gordo, un hombre que dejó enseñanzas de vida a todos”, aseguraron ambos, al borde de las lágrimas.Rodríguez contó que tuvo que hablar mucho con Ricardo para que se tome licencia gremial y vaya al médico. “Era una lucha constante, porque él no quería dejar todo. Pero, por suerte lo convencimos y ahí empezó a hacerse todos los estudios”, contó. Por otra parte, Marisa comentó que fueron muchas las personas que escribieron cartas a la familia para recordar a su papá. “Siento mucho su partida, en especial porque no va a poder disfrutar por todo lo que luchó. “Hiciste por más de 20 años que en la Escuela 445, en nuestro trabajo en la conducción y con tus colegas, no se sienta tanto la ausencia casi permanente del Estado. Para eso estabas vos, que lo cubrías con tus conocimientos y espíritu solidario. No lo hacías para ayudar a alguien en especial, sino que lo hacías por la escuela, por los niños, por sus familias, por tus colegas en general. Te extrañamos mucho y es imposible que no estés en cada momento en nuestras mentes, fuiste muy generoso con todos”, lo recordaron sus compañeros de la Escuela 445, donde hizo toda su trayectoria como docente. En su familia quedaron los recuerdos de este hombre luchador, cariñoso, que amaba cocinar para compartir entre sus seres queridos y que tenía como motor de la vida: La educación.





Discussion about this post