POSADAS. Después de más de dos décadas de ejercer como médico cirujano general y laparoscopista, Hugo Mitoire dejó su profesión para abrazar el mundo de las letras. Hoy, ya consagrado como escritor, Mitoire recordó en una charla con PRIMERA EDICIÓN las cosas que lo llevaron a colgar su chaquetilla pese a la protesta de su familia e incredulidad de sus amigos. “Desde chiquito escuché a mi papá decir que él hubiera querido ser médico. Él vivió su infancia en el campo y apenas terminó el séptimo grado. Seguí el mandato paterno, cuando estaba en cuarto grado ya decía que quería ser médico. Terminé la secundaria y me fui a Corrientes a estudiar medicina, después me especialicé en cirugía y trabajé 22 años en ese área específica”, recordó.Pero un día, su hijo menor, Franco, que por entonces tenía ocho años, le pidió que le inventara una historia antes de irse a dormir. “Estaba aburrido de los cuentos que le leía cada noche, quería una historia que le diera miedo… y empecé a rememorar historias de mi niñez en el campo, pues yo me crié en un pueblito de Chaco que se llama La Leonesa. Así, un poco recordado, mezclado e inventado nació ese primer cuento. Al otro día, mi hijo repitió el cuento a sus compañeros y también les gustó. Para la segunda noche me pidió una nueva historia y así continuamos noche tras noche”, relató. Dos semanas después de estas productivas noches de narrativa oral, el médico sintió la necesidad de escribir esas historias como una ayuda memoria, “cuando empecé estos bocetos me di cuenta que me gustaba escribir y sobre todo inventar. Así, a los 42 años, empecé a escribir”. El estilo de Mitoire, según él mismo lo describe, se caracteriza por “mostrar el lado absurdo de las cosas” y sus personas preferidos son los protagonistas de las leyendas y mitos donde no faltan los tesoros enterrados, la luz mala, lobizones y almas en pena. No podía parar“Empecé a escribir de una manera endemoniada, terminé como 150 cuentos en un par de meses. Y un día pensé que si mis cuentos le gustaban a mi hijo y a sus compañeritos… también podía gustarle a otros chicos. Así, con mucha caradurez, me animé a publicar mi primer libro en 2004 que, con toda justicia, lo llamé `Cuentos de terror para Franco´… aunque eso me trajo un lío familiar tremendo porque mis hijos mayores, que entonces tenían 13 (Gastón) y 18 años (Daniela), se pusieron celosos, especialmente mi hija”, recordó con humor. Al igual que muchos escritores, Mitoire pagó la publicación de su primer libro y varios de los que le siguieron. “Empecé como amateur, nunca hice un sólo curso literario o de redacción porque no creo que se pueda enseñar a escribir. Sí creo que un escritor tiene que ser un gran lector y yo leo desde muy chiquito”, indicó. Pero a medida que crecía su pasión por la escritura decrecía su vocación como médico. “Cada vez quería ir menos al Sanatorio Derna (Oberá). En la última cirugía que hice, a fines de 2004, me agarró un ataque de pánico cuando me avisaron desde el quirófano que estaba todo listo para operar. Fue espantoso, no sabía para dónde correr, sentía que estaba por hacer algo que yo no sabía. Ahí me di cuenta que tenía que dejar la medicina”, contó. Durante meses sufrió un conflicto existencial tremendo, entró en crisis no sólo con su mundo profesional, sino también con su economía familiar. “Mi hija no quería saber nada que dejara la medicina, al igual que mis padres y mis amigos. La decisión fue dura, pero lo peor vino después porque sobrevino el trastorno económico. Por ese entonces, a valores actuales, ganaba unos 40 mil pesos mensuales y de golpe pasé a 5 mil pesos porque seguí trabajando como perito de la Justicia (tarea que continúa realizando en la actualidad) y daba clases como profesor de Química en la universidad. Vendí un departamento y cuando se terminó ese dinero, le pedí a un hermano -que es anestesista- que me bancara… me bancó un buen tiempo”, aseguró. Escritor prolífico En la actualidad, Mitoire lleva publicado el décimo volumen de la serie de “Cuentos de terror para Franco”. “El primer libro lo publiqué en 2004, el segundo en 2006, en 2007 una pequeña editorial local accedió a publicar sin costo el tercer volumen… no puse plata pero tampoco gané nada porque eran 500 ejemplares, para que un escritor gane algo necesita vender miles de libros. En 2008, una librería y editorial de Chaco (La Paz) me propuso publicar el cuarto volumen y reeditar los tres anteriores. Ahí empezó a cambiar todo, empezamos con una tirada de 500 ejemplares y ahora, cada vez que se reedita uno de mis libros, hacen 5 mil ejemplares”.A los “Cuentos de terror…” le siguieron varias novelas y la serie “Cuando era chico”. En diciembre pasado, Mitoire publicó su primer libro dirigido al público adulto, la novela negra “La cacería”. Sus dos últimas novelas son “Crispín Soto y el diablo” y “La bestia”. “Con la medicina no pude viajar a ningún lado, pero con los libros voy de acá para allá. Hace unas semanas estuve en Cuba, antes estuve en Venezuela y en muchos lugares de nuestro país. A fin del año pasado participé de una feria en Ushuaia, que es organizada por las escuelas que son las que eligen cada año a un escritor y un ilustrador como invitados. Imaginate mi sorpresa cuando recibo la invitación. Después me enteré que una profesora de Ushuaia compró uno de mis libros y les hizo leer a sus alumnos… después otras maestras hicieron lo mismo. Allá conocí al ilustrador de La Plata, Leonardo Batic, que trabajó para Walt Disney más de 15 años y hoy colabora con las editoriales más grandes… a los 15 días después de volver a Misiones me llama la editora general de Ediciones B, una de las editoriales más grandes del país para decirme que Batic les habló de mí. La cuestión es que está por Ediciones B publicará mi novela ´Crispín Soto…´ qu
e presentaré el 27 de este mes en la feria del libro de Buenos Aires”.





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