CARACAS, Venezuela (AFP-NA). Una larga lista de reproches entre el Gobierno y la oposición venezolana, enumerados por televisión hasta la madrugada de ayer, marcó el inicio de un diálogo que se anticipa difícil y debe continuar el martes en procura de frenar dos meses de sangrientas protestas.El socialista Nicolás Maduro, acompañado de su estado mayor, recibió el jueves en el Palacio de Miraflores al dos veces derrotado candidato de la variopinta alianza Mesa de Unidad Democrática (MUD), Henrique Capriles, en un encuentro al que faltó el ala radical de la oposición que busca forzar con protestas callejeras la renuncia presidencial.El encuentro, arrancado con forceps luego de arduas gestiones de los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), tuvo como “testigos de buena fe” a los ministros de Ecuador, Brasil y Colombia, además del nuncio apostólico.Una fuente venezolana neutral relató a la AFP las titánicas reuniones e interminables llamadas telefónicas hasta último momento para destrabar los desacuerdos incluso al interior de las partes.Ya en la mesa, Maduro rechazó las principales propuestas opositoras -amnistía de presos, desarme de civiles afines al oficialismo-, planteó a los opositores que se integren a mesas de trabajo y convocó una nueva reunión para el martes cuya agenda y formato todavía están en la nebulosa y deben ser negociados.Maduro, en una introducción de casi una hora, lanzó una larga lista de recriminaciones a los opositores, entre ellas por los llamados de sectores radicales a su derrocamiento, y pidió “una condena a la violencia como forma de hacer política, como estrategia para cambiar gobiernos”.El también ex canciller de Chávez -quien anticipó que no habría “negociación ni pacto”- presentó el encuentro como “coexistencia pacífica de los dos modelos que hay en Venezuela: el socialismo bolivariano y humanista y el que representan ellos en la oposición”.“Cualquier asomo de un gobierno de conciliación (como el propuesto esta semana por el ex presidente brasileño Lula Da Silva) activaría al sector extremista del chavismo, colocando a Venezuela en un abismo”, escribió ayer en un artículo el analista Nicmer Evans, cercano al partido de gobierno.Durante el encuentro Capriles retrucó que “Venezuela está en una situación sumamente crítica”.“Ni queremos un golpe de Estado ni queremos un estallido social. (…) Queremos que este problema se resuelva (… pero para ello) respetemos la Constitución, dejemos la represión”, reclamó Capriles.





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