BUENOS AIRES (Agencias y diarios digitales). El paro general convocado por las centrales sindicales opositoras de Hugo Moyano y Luis Barrionuevo obtuvo ayer una amplia adhesión en todo el país, sin funcionamiento del transporte público y con piquetes a cargo de partidos de izquierda, en medio de cruces en tono político entre los gremios y el Gobierno.La segunda huelga nacional en contra de la gestión kirchnerista se sintió con mayor énfasis en Capital Federal, el conurbano y las principales ciudades del país, donde no hubo trenes, colectivos, subtes, micros y vuelos, estuvo afectado el servicio en bancos y fue difícil conseguir combustible.Los piquetes que bloquearon los accesos a la Ciudad de Buenos Aires desalentaron la concurrencia al centro porteño, que se mostró casi desierto.Moyano, titular de la Confederación General del Trabajo (CGT) Azopardo, destacó el acatamiento al paro, que no incluyó movilización, y señaló que en algunos sectores alcanzó “el 90%” de adhesión, mientras que en otros trepó al “95 y 98%”. “Ha sido realmente muy pero muy importante”, subrayó el camionero en conferencia de prensa junto a Barrionuevo y el jefe de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) opositora, Pablo Micheli.El Gobierno, por su parte, cuestionó la medida. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, corrió a Moyano del centro de la discusión y remarcó que “el liderazgo del espacio opositor sindical lo tiene Barrionuevo”, a quien señaló también como nuevo jefe del “Frente Renovador” y de los partidos de “izquierda”, responsables de los piquetes.En respuesta a la Casa Rosada, Moyano aclaró que los piquetes corrieron por cuenta de agrupaciones de izquierda, ya que las centrales no convocaron a ninguna movilización, pero consideró que las críticas del oficialismo a los cortes “no van a minimizar la jornada de protesta”.Los cortes de accesos y rutas tuvieron lugar en quince provincias, pero el piquete en Panamericana fue el más resonante, ya que se registraron incidentes a primera hora de la jornada, cuando agrupaciones de izquierda se enfrentaron a la Gendarmería.En los subtes porteños, a pesar de que los metrodelegados sólo habían planteado adherir al paro en la línea B, no se prestaron servicios por la participación en la medida de fuerza por parte de la Unión Tranviarios Automotor (UTA).Los reclamos de las centrales sindicales fueron contra el “techo a las paritarias”, la “inflación” y la “inseguridad”, a la vez que reclamaron una suma de emergencia para los jubilados y la apertura de la discusión del piso del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias.En la oposición hubo reacciones dispares por el paro, mientras que el oficialismo, a través de un comunicado firmado por intendentes y legisladores, evaluó que la medida “beneficia únicamente a las grandes corporaciones que pretenden detener el proceso de inclusión”.ContextoEl ajuste económico en marcha dio sustento ayer al segundo paro general contra la administración de Cristina Kirchner, contextualizado por los realineamientos políticos y sindicales de cara al cambio de Gobierno en 2015.Por primera vez desde que el kirchnerismo llegó al poder, los salarios y las jubilaciones parecen destinados a perder la carrera anual contra la inflación, y ese retroceso es germen de conflictividad, pese a los avances previos.Entre 2003 y 2008 el aumento del salario promedio anual fue de 20% y la inflación del 14%. Esa ecuación fue de 27% y 22% entre 2008 y 2011, luego se redujo a cero en 2013 y todo indica que si la inflación no se desacelera terminará siendo negativa en 2014.Por su parte, las jubilaciones probablemente pierdan terreno con relación a los precios por primera vez desde la ley de movilidad en 2009. De hecho, el primer trimestre absorbió el primer aumento que rige hasta agosto. A eso hay que sumarle el ajuste de las tarifas de gas y agua.En ese contexto, el sindicalismo peronista vuelve a estar dividido. Un sector, agrupado en la CGT oficial, se mantuvo en la premisa de evitarle problemas a un Gobierno de extracción justicialista, pese a que comparte los reclamos. De hecho pautó aumentos salariales inferiores al 30%.En cambio, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, enfrentados entre sí hasta hace unos años, decidieron reagruparse. El acercamiento entre la CGT Azopardo y la Azul y Blanca quedó alfombrado tras la ruptura del camionero con el Gobierno, dos meses después de que Cristina Kirchner fuera reelecta con el 54% de los votos. De “ADN peronista”, los líderes de la CGT opositoras están jugando con la idea del fin de ciclo y se asociaron tácticamente con la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) opositora y los sectores de izquierda para configurar un paro fuerte, favorecido por la paralización total de los gremios de transporte y los piquetes. Esa amalgama dejó en evidencia las diferencias de raíz entre los distintos organizadores, aunque hubo dos gremios que no habían estado en el anterior paro de noviembre de 2012 y que ahora dieron mayor homogeneidad al reclamo: los maquinistas de La Fraternidad y los colectiveros de la Unión Tranviaria del Automotor (UTA).Por medio del hijo de Moyano, Facundo; y de Graciela Camaño, esposa de Barrionuevo, ese sector del sindicalismo peronista tiene lazos tendidos con Sergio Massa con vistas a 2015. Aunque el titular de la CGT Azopardo también mantiene sus fichas en la interna del PJ oficial, el Gobierno buscó sacar provecho de esa vinculación con el massismo. El encargado fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien dijo que “Barrionuevo es el nuevo líder del Frente Renovador”.Massa decidió despegarse de la huelga. Es consciente de que esos referentes sindicales suelen tener peso en la calle pero están entre los principales dirigentes con imagen negativa de país. Y Mauricio Macri, uno de sus rivales, buscó sacar provecho de ese cruce de acusaciones, al asegurar que el paro es fruto de una “interna peronista”. La incertidumbre ahora es si el Gobierno logrará contener esas protestas -analiza volver a limitar el impuesto a las Ganancias- o si la conflictividad será una marca del tramo final de la administración de Cristina Kirchner. Textual Hugo MoyanoConfederación General del Trabajo (Azopardo)“Ha sido realmente muy pero muy importante. La convocatoria ha sido con un acatamiento importantísimo y una adhesión que en muchos casos a superó el 90%, el 95%, el 98%”, subrayó. El líder camionero se despegó además de los piquetes organizados por partidos de izquierda y dijo que las críticas del Gobierno a los cortes “no van a poder minimizar esta jornada de protesta”.“Ac&
amp;aacute; la expresión fue la voluntad de la gente dando un mensaje claro al Gobierno nacional”, enfatizó. No estamos eufóricos, no estamos contentos, porque a nadie le gusta hacer un paro. Un dirigente sindical lo hace por una necesidad de reclamos que no tienen respuesta, por eso se hacen los paros”, consideró. Y le pidió a la Casa Rosada que “preste atención a lo que expresa la gente en este tipo de medidas. Que la inteligenciale alcance para empezar a dar respuesta a los reclamos”.





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