POSADAS. La presencia de basurales a cielo abierto y la delincuencia asociada a los hurtos y atracos son los problemas más sentidos para los residentes de los barrios en Cocomarola oeste, quienes están expectantes porque hoy, si las condiciones del tiempo acompañan, la Comuna iniciará allí “la erradicación del basural a cielo abierto, el mayor suplicio que soportamos”. Así describió Teresa Duarte, de la Asociación solidaria “Taxi Libre” e integrante de la asociación barrial “Vecinos Autoconvocados”, quienes se asociaron bajo ese nombre “hartos de convivir con la mugre, la inseguridad y falta de servicios desde hace cuatro años, cuando nos mudamos”. “Nos avisaron que el lunes (por hoy) vienen a limpiar el basural, van a colocar carteles de prohibido arrojar basura y entoscar el lugar. Es algo”, explicó optimista Teresa; sin embargo, esa sólo sería la punta del ovillo de todo el problema que afecta a los vecinos. “Desde animales muertos a todo tipo de basura es lo que cotidianamente nos arrojan en el barrio. Tras ellos vienen los cartoneros y prenden fuego para facilitar el hallazgo de material para reciclar, pero nos enciman contaminación. Hay días que no se puede respirar, no sólo por el mal olor de los desechos sino por el humo de las fogatas”.Para Teresa Duarte, residente en el barrio desde que se inauguró, “siempre es la misma historia: viene gente que tira basura, llega otra que prende fuego y nos contaminan. Nuestro barrio está acosado por las moscas y lo que fue el verano no lo quiero ni recordar”. El complejo habitacional conocido como Cocomarola oeste, en la parte de viviendas construida por el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha), abarca unas 370 casas donde la población debe enfrentar a diario distintas problemáticas. Aunque la mayoría de ellas es solucionable, hasta ahora los reclamos habían ido a parar en “saco roto”. Por ejemplo, otro gran problema es la deficiencia del transporte público. Para empezar, debieron esperar dos años desde la entrega de las casas para conseguir que ingrese la línea 15, que luego de salir del A-4 toma Cocomarola e ingresa a la zona. No obstante, hace más de dos meses las unidades dejaron de entrar porque dos cuadras de la avenida Fangio están clausuradas por una rotura en la red cloacal que atraviesa la zona. En estos días de mal tiempo y lluvias, las complicaciones se multiplicaron. “Yo vivo en la segunda cuadra del barrio y todos los días tengo que hacer más de 500 metros para tomar el colectivo, no me quiero imaginar la pesadilla de quienes viven cerca del autódromo y deben usar el transporte público. En la reunión que tuvimos (el lunes y el viernes último) se trató la posibilidad de plantear a la prestataria que nos dé un servicio exclusivo para el barrio, porque con el que tenemos ahora, encima de que hay que caminar para poder tomarlo, ya viene repleto de otros lugares y esto obliga a que embarazadas o mamás con bebés vayan colgadas”, se quejó Teresa.Otra crítica estuvo dirigida al Iprodha, por el deterioro de las casas a sólo cuatro años de construidas: “La mayoría tiene las paredes resquebrajadas y los pisos y los azulejos rotos. Es otro tema que queremos trabajar para resolver”, agregó.





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